DEPORTES › EN EL DEBUT DE PEKERMAN, LA SELECCION ARGENTINA SUPERO A URUGUAY
Fue al frente y logró un amplio triunfo
Riquelme, Saviola y Figueroa (que marcó dos goles) fueron las figuras de la Selección Argentina que venció con justicia 4-2 a Uruguay en el inicio de la nueva etapa con Pekerman al mando del equipo. Los otros goles los convirtieron Lucho González y Zanetti. Para Uruguay descontaron Cristian Rodríguez y Chevantón, de penal. La multitud que llenó la cancha se fue satisfecha.
Por Juan José Panno
José Pekerman entró con el pie derecho: con el pie derecho/mano enguantada de Riquelme; con el pie derecho de Lucho González que le pegó fenómeno cuando quedó frente a Viera y abrió todo; con el pie derecho de Saviola que no mandó ninguna pelota a la red, pero intervino en tres goles; con tres dedos del pie derecho de Zanetti, que clavó el tercero después de una gran jugada de conjunto; con el pie derecho de un resultado que elimina desconfianzas e incorpora ilusiones.
La Selección Argentina empezó esta nueva etapa con todo a favor: el público que en su gran mayoría sigue sin perdonarle a Bielsa la actuación en el Mundial y ve en el nuevo técnico a su vengador; el rival que bien podría tener como mascota a Manuelita, la de Pehuajó; y la circunstancia de un gol en el arranque del partido, en el primer avance a fondo, con todo lo que esto implica.
La fiesta no pudo ser completa porque en el segundo tiempo, con el partido ya liquidado, los vecinos marcaron un par de goles, pero de cualquier manera los hinchas argentinos se fueron satisfechos, esperanzados con la posibilidad de que se cumpla seguido el deseo legítimo de que lleguen los éxitos como producto de buenas actuaciones.
Un argumento a mano para los que se apuran a trazar paralelos entre Bielsa y Pekerman podría ser éste: las figuras de Argentina fueron jugadores que, por diferentes motivos, no ocuparon un lugar preponderante en el proceso anterior: Riquelme, Saviola y Figueroa. A Riquelme no se lo convocaba seguido; Saviola fue muchísimas veces al banco y Figueroa, tapado por Tevez, no jugó ni un minuto de los Juegos Olímpicos. Pero con el criterio inverso podría decirse que el equipo no tuvo la sincronización defensiva que caracterizaba al proceso anterior y que salió desde el fondo con demasiados pelotazos, como ya casi no se hacía con Bielsa en la última etapa. Si se quiere comparar resultados, la cosa está pareja: el último clásico del Río de la Plata se disputó en el Sudamericano de Lima y ganó Argentina, curiosamente, por el mismo marcador de ayer: 4 a 2. Otro punto en común es que también aquella vez, Luciano Figueroa hizo dos goles. El primero de los suyos, el segundo del equipo, nació en una pelota que trabó Riquelme y que siguió con taco para Lucho González, pase a Saviola y centro pasado que concretó el delantero del Cruz Azul. El otro, el cuarto, se originó en un pase brillante de Riquelme y se concretó con gambeta al arquero y toque a la red de Figueroa. Saviola también tuvo participación en tres de los goles. La jugada previa del tercer gol es una síntesis exacta de velocidad y dinámica (Saviola cruzando todo el frente del ataque) y freno inteligente (Riquelme haciéndose pivot, primero para descargar en la corrida de Saviola y después para habilitar a Zanetti). En síntesis: precisión y velocidad, sazonada con un par de toques sutiles de los que sólo son capaces los jugadores de mucho talento como Riquelme.
El equipo se paró con tres en el fondo; Cambiasso de cinco y Zanetti mitad doble cinco y mitad carrilero; Lucho de un lado, Sorin del otro; Riquelme suelto; Saviola con libertad para tirarse atrás y Figueroa más de punta. Sirvió para ocupar mejor los espacios y disponer de la pelota ante un rival lento y frágil que juntó mucha gente en el medio sin aportar marca. Recién con el partido 0-4, la entrada de Forlan ayudó al descuento y a un resultado menos indigno. Pekerman entró con el pie derecho y dio un paso importante en favor del juego; sería bueno que no le hagan zancadillas en el primer resultado adverso.