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De toda Latinoamérica, Argentina no sólo es donde la gente es más adversa a Estados Unidos, sino también donde la imagen norteamericana se dio vuelta completamente en los últimos seis años. En 1998, uno de cada tres argentinos decía que EE.UU. era el mejor amigo de la Argentina, mientras que hoy apenas el tres por ciento piensa lo mismo. Tomado año por año, en 1995 dos de cada cinco connacionales opinaban mal o muy mal de Estados Unidos, en tanto que en este 2004 los que tienen mala opinión subieron al triple: 61 por ciento. Quienes realizaron el estudio comparativo sobre la relación de EE.UU. y la opinión pública de 18 países latinoamericanos creen que la clave está en la crisis de 2001 y 2002, momento en el que el anti-norteamericanismo pegó un salto furibundo. Hoy, pese a que las encuestas muestran índices de optimismo muy extendidos, la postura anti Washington no ha bajado, aunque tampoco ha subido, por contraposición a las opiniones sobre España, China o Japón, que tienden a subir.
Las conclusiones surgen del estudio-encuesta latinoamericano conocido como Latinobarómetro, reseñado el domingo pasado por el periodista Horacio Verbitsky en este diario. La parte argentina de la encuesta la realizó la consultora Mori Argentina, que lidera María Braun y está asociada a Mori Internacional. En el país se entrevistan 1200 personas a nivel nacional, con encuestas domiciliarias y respeto de las proporciones por edad, sexo, nivel de educación y nivel socioeconómico.
“Sin dudas que el gran cambio se produce entre 2001 y 2002 –sostiene Braun–. Eso indica que se relaciona con la crisis. En muchos argentinos existe la idea de que Estados Unidos maneja la economía mundial y el FMI, considerado en estas costas el peor de los ogros. El Fondo tiene en la Argentina la peor imagen que se registre en toda la región. Tal vez eso sea obvio. Pero mucho menos obvio es que esto no era así en 1998, cuando el 33 por ciento de los consultados dijo que consideraba a Estados Unidos el mejor amigo de la Argentina. Para un país con la tradición antiimperialista de la Argentina, ese dato es notable. Nos ubicaba en ese momento como el cuarto o quinto país del continente donde la gente se sentía más cercana al país del norte. Basta decir que en Uruguay sólo el diez por ciento considera a Estados Unidos un país amigo y los porcentajes eran igualmente bajos en México, Chile, Paraguay y Brasil. Ahora todo cambió: sólo el tres por ciento de los argentinos cree que Estados Unidos es país amigo, diez veces menos que hace seis años.”
Para Braun, también llama la atención que las mayores resistencias a Estados Unidos se encuentren entre quienes tienen educación universitaria. El 75 por ciento de los consultados en esa franja opina mal o muy mal del país del norte. “Me parece que durante la primera mitad de los ‘90 buena parte de la clase media se alineó con las relaciones carnales. Después de la crisis, todo cambió, y volvió la bronca anterior. Cuando veo que la visión negativa de lo norteamericano está entre quienes tienen educación universitaria, otra vez pienso en esa tradición de décadas de antiimperialismo. Si no se toma por educación sino por nivel económico, el sentimiento contra Estados Unidos es menor, pero podríamos sintetizarlo diciendo que el intelectual, el profesional, es antiimperialista. Se puede agregar que, cuanta más edad tiene el encuestado, más distante de Estados Unidos se siente.”
“En las encuestas se ve netamente que bajó la crisis –explica Braun–, pero yo diría que la opinión negativa sigue ligada al recuerdo y al reflejo actual de la crisis, con el debate sobre la deuda, el Fondo y todo lo que lo rodea. Creo que también Irak tiene su importancia: sólo el seis por ciento de los argentinos opina que Estados Unidos defiende la paz, comparado con el 42 por ciento que cita a Europa como defensora de la paz. Y lo mismo respecto de la democracia: el 15 por ciento dice que Estados Unidos es la potencia que más ayuda a defender la democracia, tres veces menos que el 46 por ciento que dice que es Europa.”
El 92 por ciento de los encuestados se manifestó en desacuerdo o muy en desacuerdo con las acciones de Estados Unidos en Irak y el 90 por ciento dijo estar en desacuerdo con la forma en que los Estados Unidos está manejando los conflictos en el mundo.