Domingo, 26 de junio de 2011 | Hoy
DEPORTES › EL CLUB DE NUÑEZ SE JUEGA SU PERMANENCIA EN LA PRIMERA DIVISION
El equipo de Juan José López y Daniel Passarella afronta desde las 15 el trascendental compromiso con la obligación de ganarle por dos goles a Belgrano en el Monumental para mantener la categoría. El conjunto irá con seis cambios respecto al partido de ida.
A River le llegó el día decisivo. Ya no habrá más oportunidades ni resultados de terceros que le puedan favorecer ni ninguna otra cuestión que consiga cambiar su destino: si no le gana por dos goles a Belgrano en el Monumental, descenderá a la B Nacional, con las terribles consecuencias deportivas y económicas que ello significa. En cambio, si lo consigue, superará la peor pesadilla de su gloriosa historia de 110 años. Todo eso se juega en 90 minutos. Ni más ni menos.
Tras el 2-0 del encuentro de ida en Córdoba, los jugadores, el cuerpo técnico, los dirigentes y, sobre todo, los hinchas de River tomaron conciencia de que el descenso es una posibilidad concreta. Por eso, cada uno a su manera, comenzó a jugar la revancha, la última esperanza para revertir el sombrío panorama.
- Los jugadores quedaron concentrados en el Hindú Club desde el jueves, buscando tranquilidad en un lugar aislado.
- El cuerpo técnico de Juan José López dispondrá de seis variantes respecto del equipo que cayó en Córdoba, tres obligadas y tres tácticas.
- El presidente Daniel Passarella se concentró con el plantel, estuvo a la par de López en los trabajos de campo en la semana y anunció, a través de un comunicado, que durante la semana presentará la demorada auditoría de la gestión de José María Aguilar, algo que los socios venían reclamando con insistencia y que el presidente había prometido durante su campaña, pero que recién ahora, parece, se hará público.
- Los hinchas también hicieron lo suyo: además de las innumerables promesas particulares y de agotar las localidades disponibles, también hubo varios actos colectivos. En el Monumental llevaron a cabo un banderazo en el que increparon a dirigentes y jugadores, en un hecho que terminó con incidentes con la policía. Pero también hubo muestras de apoyo en el Hindú. A través de los foros hubo quienes promovieron la violencia ante un resultado negativo, pero también aparecieron los que proponen un recibimiento ejemplar, con un abrazo de todos los hinchas, en señal de unión ante el difícil momento.
Con tantos ingredientes y versiones incomprobables de razones por las que ya estaría decretado el descenso y, en el mismo tenor, de confabulaciones que garantizan la permanencia, once jugadores tendrán la responsabilidad de asumir en la cancha algunos errores propios, pero muchas más equivocaciones ajenas. Con ese panorama, el abanico de posibilidades es muy abierto: un gol rápido puede ser una inyección de ánimo que facilite la salvación, empujado por un Monumental que va a rugir. Por el contrario, si el ansiado tanto no llega, esa presión se puede volver contraproducente. Y un eventual tanto de Belgrano puede empezar a ser el inicio del fin.
Lo concreto es que River debe ganar por dos goles, algo que sólo consiguió ante Huracán en los últimos veinte partidos. Y en ese lapso, apenas le hizo dos tantos a Newell’s, en el 2-1 en el Monumental. Claro que su rival terminó cuarto en la B Nacional, no es el Barcelona de Guardiola. La misión de River es difícil, pero lejos está de ser imposible. Sus jugadores tienen en 90 minutos la chance de convertir la peor pesadilla en apenas un mal sueño.
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