La serenidad que se respira en Herzogenaurach, el pueblito típico alemán que uno se puede imaginar aún sin conocerlo, con pequeñas colinas y mucho verde, parece estar en plena sintonía con la tranquilidad que se vive en el corazón de la Selección Argentina. Las constantes pistas que dio y sigue dando José Pekerman respecto del equipo titular que debutará el próximo sábado ante Costa de Marfil generan una clima de inmensa calma, que contrasta con la voracidad informativa que buscan los medios. De esa forma, como ante el Sub-20, como ante Angola y como en todas las prácticas anteriores en Alemania, el técnico paró ayer al mismo equipo titular en el ejercicio táctico de la mañana en las canchas del Herzogenpark, mientras los suplentes practicaban con los sparrings en el Adi-Daessler Stadium. Por la tarde, los roles se invirtieron, aunque al trabajo de los once que debutarán en Hamburgo se le sumaron Rodrigo Palacio, Gabriel Milito y Luis González.

Desde la despedida de Buenos Aires, cuando eligió el equipo que se enfrentó a los juveniles, el entrenador parece tener en claro la formación. Por eso, cualquier detalle insignificante pasa a tener trascendencia. Por eso, es noticia si Messi se para en un arco y patea una y otra vez con toda su polenta hacia el otro lado, en una señal de que no tiene ninguna secuela de su ya mítico desgarro. También genera revuelo que en el micro que traslada a los titulares, Palacio vaya sentado en el cuarto asiento, justo debajo del slogan “póngase de pie, avanza Argentina” que decora al ómnibus. Contrariamente a lo que pregona Julio Grondona, en el campamento argentino “nada pasa”. Por eso, la curiosidad de la tarde resultan dos banderas que cuelgan de un alambrado en las que se pregona por la reelección del presidente Néstor Kirchner y a favor del intendente de La Plata, Julio Alak. Y desde lo futbolístico, lo mejor lo entregó Messi en el fútbol-tenis, que jugando de líbero en el equipo de Coloccini y Cruz, mostró su sorprendente talento frente al trío Aimar-Cufré-Tevez.

Un “vamos, vamos, Argentina” asoma tímido cuando un grupo de jugadores sale del Herzogenpark, en medio de la llovizna, a practicar. Un recuento apurado indica que diez familias argentinas viven en Herzogenaurach, aunque también se suman los residentes en Nuremberg o Erlangen, las dos ciudades cercanas más importantes. Los argentinos se mezclan con varios grupos de alemanes, que aprovechan un tour de compras por el Outlet del sponsor de la Selección para ver a los jugadores. “A mí me gustan Crespo, Riquelme y Messi, los vi jugar en la Champions League”, afirma Bastian, un rubiecito de once años que asegura ser hincha de Argentina y que está vestido íntegramente con los colores albicelestes de la marca oficial. Al lado, su hermana melliza, Karolina, asiente. Ellos dos son parte de un contingente de Coburg, una localidad a cien kilómetros de allí, que llegaron para comprar ropa deportiva. Como premio, se llevaron, además, los autógrafos de Lionel, Aimar y Coloccini. Como casi nunca antes, y pese al encierro, los jugadores argentinos mantienen un contacto muy fluido con el público, una muestra de la serenidad con la que están viviendo la etapa previa.

Tan claro está el panorama respecto del equipo que la estrategia planteada por Pekerman para sostener la motivación de los hoy suplentes pasa por dividir al plantel y trabajar casi de la misma manera con ambos grupos. Por la mañana se dedicó de lleno a los suplentes, en tanto que por la tarde hizo hincapié en el trabajo de los once elegidos, más Palacio, Lucho y Milito. “Es muy bueno que el entrenador se dedique a todos por igual”, aseguró luego de las prácticas Tevez, que no se asumió como suplente, aunque los indicios así lo marquen. “Quiero jugar de titular, pero lo importante es que yo quiero estar al ciento por ciento para cuando el técnico me necesite”, señaló el delantero de Corinthians, que junto con Maxi Rodríguez fue el elegido para la conferencia de prensa. Precisamente, el volante de Atlético Madrid, desde su condición de titular, bajó un discurso parecido en cuanto a la mecánica del entrenador. “Acá todos trabajamos con la misma intensidad y nadie puede asumirse como titular. El técnico está atento a todos los jugadores y cualquiera puede jugar”, indicó el ex mediocampista de Newell’s. “Nada pasa” en el campamento argentino, y eso es un buen síntoma.