Miércoles, 7 de junio de 2006 | Hoy
El polémico esquema de Metas de Inflación, que privilegia el control de los precios por sobre el crecimiento, fue enterrado ayer por Martín Redrado, que renegó de “las metas estrictas”.
Por Claudio Zlotnik
En el cierre de las Jornadas Monetarias y Bancarias, organizadas por el Banco Central, Martín Redrado enterró el polémico esquema de “Metas de Inflación”, un modelo financiero que privilegia el control de la inflación sobre el crecimiento económico. Durante su discurso, el jefe del Central realizó distintas alusiones de que no seguirá ese camino. Habló de no atarse a “ningún chaleco de fuerza” y que el BC “no puede aferrarse a metas estrictas”. El discurso sucedió al de su colega brasileño Henrique Meirelles, quien minutos antes había enfatizado todo lo contrario.
Anoche, Redrado cerró un capítulo inaugurado hace tres años por su antecesor. Alfonso Prat Gay había sugerido seguir el camino de otros bancos centrales, como el de Brasil, que se plantean objetivos de inflación y luego aplican la política monetaria necesaria para cumplir con la meta. Eso implica, por ejemplo, que el Banco Central debería subir las tasas de interés para desacelerar la suba de precios.
Los economistas críticos de ese sistema argumentan que la Argentina no puede darse el lujo de aplicar una estrategia tan severa en materia de inflación, porque corre el riesgo de dejar de lado políticas sociales. Desde esa perspectiva, la lucha contra la inflación podría demandar alzas en las tasas de interés o la absorción de dinero, medidas que redundarían en un enfriamiento de la economía.
Al desaconsejar la aplicación a ultranza del modelo, Redrado explicó, además, que la Argentina atraviesa, tras la crisis, un camino de transición. Y que en ese marco, el sistema financiero sería eficiente para poner en marcha el esquema. También enfatizó que, en el actual contexto económico, el Central se moverá con “prudencia, de manera de no convalidar la indexación” de la economía. En lugar de manejarse con las rígidas pautas financieras que demandaría la puesta en marcha de la política de Metas de Inflación, Redrado hizo hincapié que el BC seguirá trabajando en forma “coordinada” con Economía. “A Chile (país que muchos toman como modelo) le llevó más de diez años normalizar sus variables económicas”, agregó.
Ante un salón que completó su capacidad con la asistencia de banqueros y economistas de la city, que verían con mejores perspectivas la aplicación de una mayor dosis de ortodoxia monetaria, Redrado les ofreció algunas precisiones que seguramente llevaron tranquilidad al auditorio:
- El Central se propone continuar el año con una política monetaria prudente.
- De hecho, hubo una “suba gradual pero persistente” de las tasas de interés a partir de finales del año pasado, aunque los rendimientos de la mayoría de los títulos licitados por el BC todavía son negativos en términos reales.
- En este sentido, señaló que la política de esterilización “es esencial” para llevar a cabo la acumulación de reservas.
La postura de Redrado respecto de las Metas de Inflación significó un contrapunto con su colega Meirelles, presidente del Banco Central de Brasil. Pocos minutos antes que el argentino, el funcionario definió como “exitosa” la experiencia en su país, que tuvo una inflación del 5,7 por ciento en 2005 y está prevista que sea del 4,3 este año. Esta foto es mejor que la que puede mostrar la Argentina, donde para 2006 se aguarda una inflación en torno del 11,5 por ciento. La contracara es que Brasil contiene la inflación con altas tasas de interés, del 15,25 por ciento anual para las de corto plazo. Y paga esa estrategia con un menor crecimiento económico: el propio Meirelles expuso una diapositiva donde mostró que la economía brasileña se expandió tan sólo el 1,4 por ciento en el primer trimestre de 2006, en comparación con la última parte del año pasado. Parece un costo demasiado caro para mantener la inflación a raya.
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