El ex vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez y el ex jefe de Gabinete Rodolfo Terragno serían citados nuevamente para declarar como testigos sobre las coimas en el Senado. Ambos fueron mencionados en su testimonio por el ex presidente Fernando de la Rúa. A quienes estuvieron el lunes en el despacho del juez federal Daniel Rafecas les llamó la atención la descripción que hizo De la Rúa de su relación con el actual presidente de la comisión de representantes permanentes del Mercosur, a quien definió como su colaborador más cercano: “Con el que tenía un trato más próximo, en el sentido de confianza para hablar de todos los temas era con Alvarez, porque lo apreciaba, porque encarábamos un proyecto compartido y su renuncia fue un gran pesar para mí, lo sentí mucho”, aseguró.

Las más de diez horas de testimonio de De la Rúa resultaron cansadoras para los investigadores de las coimas en el Senado. La conclusión de quienes presenciaron la audiencia fue que “dos terceras partes de la defensa de De la Rúa se basó en atacar la prueba que el juez de primera instancia y la Cámara Federal ya ratificaron”. Es que el ex presidente argumentó que no se sobornó a los legisladores para que aprobaran la Ley de Reforma Laboral, algo que Rafecas consideró probado. La explicación de ese hecho está en un fallo de más de mil páginas con el que se procesó a los ex senadores Ricardo Branda, Emilio Cantarero, Remo Constanzo, Augusto Alasino, Alberto Tell y José Genoud, al ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique, al ex jefe de la SIDE Fernando de Santibañes y al “arrepentido” Mario Pontaquarto.

“Esta causa responde a una operación política en su origen. El sindicalista (Hugo) Moyano quiso llevar el tema de la ley laboral a la que se oponía al terreno de la corrupción para combatirla”, dijo De la Rúa.

El ex presidente también se dedicó a defender la cuestionada ley de flexibilización laboral (“que era progresista y para mejorar el empleo”) y a desvincular los cambios de gabinete que realizó en octubre de 2000 con el escándalo de los sobornos. Sobre Rodolfo Terragno, quien aseguró que fue desplazado por oponerse a un aumento en el presupuesto de la SIDE, dijo que “en vez de aportar al equipo buscaba su proyección personal”. “Le encomendé –señaló– comunicar las cosas del Gobierno, pero sólo comunicaba lo bueno y no lo malo, y tenía que mandar a otro y eso complicaba la gestión.”

En relación a Flamarique, De la Rúa argumentó que decidió que dejara el Ministerio de Trabajo y pasara a ocupar la Secretaría General de la Presidencia ya que por las “versiones”, Alvarez le dijo que le buscaran “otro destino”: “Encontré que podía ser la Secretaría General, que es menos que ministro porque no tiene firma legal. El vicepresidente estuvo de acuerdo. La prueba está en que asistió al acto de juramento. Le molestó, tal vez, que un grupo de amigos lo aplaudiera fuerte”, señaló sin poder dejar de aludir a la mala cara de Alvarez en la asunción de Flamarique como secretario general, cargo que fue considerado un premio en medio del escándalo de las coimas.

Finalmente, el ex presidente también rechazó que la renuncia de Alvarez estuviera relacionada con los sobornos. La atribuyó, en cambio, a la tapa de una revista que hablaba sobre su vida personal, que también se mencionó como una “operación de la SIDE” de Fernando de Santibañes.

Más allá de la peculiar visión sobre la Ley de Reforma Laboral, los cambios de gabinete y la renuncia de Alvarez, los investigadores aseguran que la extensa declaración no aportó nada nuevo. De la Rúa negó que se hubiera producido una reunión en la Casa Rosada en la que se mencionó el tema de los sobornos. Ese encuentro fue revelado por Pontaquarto, quien luego hizo un reconocimiento en Casa de Gobierno. Además, en el juzgado creen difícil que el jefe de la SIDE, el presidente provisional del Senado y el ministro de Trabajo estuvieran involucrados en el pago de una coima yque el Presidente fuera ajeno a la maniobra. Es decir que la situación de De la Rúa está lejos de mejorar.