Es notorio que al nuevo mandatario peruano le incomoda hablar del presidente Néstor Kirchner. O, al menos, no le agrada hacerlo como sí le gusta hacerlo cuando se trata de los presidentes de Brasil y Chile. Cuando días antes de las elecciones Página/12 le preguntó sobre el presidente argentino y cómo ubicaba su gobierno en el contexto político regional, García respondió cortantemente que de Kirchner hablaría solamente después de las elecciones. Pero ayer, ya como presidente electo, tampoco quiso hablar del presidente argentino. Nuevamente fue cortante, pero esta vez fue un poco más cortés. De Kirchner solamente dijo que “es un buen presidente” y “Argentina es un gran país”.

Nada más. En cambio, cuando debió hablar de Lula da Silva y Michelle Bachelet, se extendió ampliamente en elogios y en resaltar coincidencias con los que llamó dos gobiernos de izquierda moderna y exitosa. Una vez más, García no quiso colocar a Kirchner en ese grupo. Prefirió obviar una respuesta sobre el tema. De sus declaraciones queda claro que es con los regímenes de Brasil y Chile con los que su futuro gobierno se sentirá más cercano.

“El entusiasmo de García cuando habla de Lula y Bachelet se explica porque ambos pertenecen a la Internacional Socialista (IS), al igual que el partido aprista, y García ve a ambos como hermanos políticos. Eso no ocurre con Kirchner, porque el peronismo no pertenece a la IS y porque el APRA siempre ha tendido mejores relaciones con el radicalismo argentino que con el peronismo”, dijo Página/12 César Arias Quincot, analista internacional de la Universidad del Pacífico.

Otra explicación para esa incomodidad del nuevo presidente peruano cuando le preguntan sobre su par argentino se puede encontrar en la visita que su rival, Ollanta Humala, le hiciera a Kirchner en enero pasado, lo que se interpretó como un apoyo a su candidatura. Algo que Humala se encargó de proclamar en cada oportunidad que tuvo. Eso habría incomodado a García y al aprismo, claro que no tanto como el apoyo explícito de Chávez a Humala. Es cierto que Lula también recibió a Humala, pero el presidente brasileño también invitó a García, quien declinó la invitación por estar concentrado en su campaña dentro del Perú.

Sin embargo, Arias Quincot está convencido de que la relación histórica entre Argentina y Perú pesará más que las diferencias personales y la distancia histórica entre el aprismo y el peronismo –a pesar de las muchas similitudes que hay entre ambos partidos–.

“Las relaciones entre Perú y Argentina serán en el futuro tan buenas y cercanas como lo han sido históricamente. Excepto en el tiempo del episodio de la venta de armas a Ecuador durante el gobierno de Menem, Perú y Argentina siempre tuvieron muy buenas relaciones y no creo que eso vaya a cambiar con García”, señaló. El analista estima que los locuaces y encendidos elogios de García para Bachelet y Lula tienen que ver, además de sus coincidencias ideológicas, con el hecho de que ambos países “tendrán la atención prioritaria en las relaciones internacionales del gobierno de García”.

Según Arias Quincot, “no sólo para García, sino para la diplomacia peruana, Brasil es el país prioritario en la región. Para el Perú es fundamental mejorar la integración con Brasil para buscar una salida al Pacífico de ese país por las costas peruanas, lo que le daría un gran impulso a la economía peruana. Por eso, Brasil tiene las prioridad número uno en la región. No sorprende, pues, que García busque desde ya un estrecho acercamiento a Lula”.

Con Chile se abre la posibilidad de un acercamiento histórico, apuntó el analista. “Mejorar las relaciones con Chile creo que será la segunda prioridad internacional del gobierno de García. Y es con el Partido Socialista de Chile con el cual el APRA tiene las mejores relaciones en la región. Hay una cercanía histórica entre ambos. Tampoco sorprende, entonces, los elogios de García con Bachelet. Esta cercanía nos da una oportunidad histórica de que mejoren las relaciones entre Chile y Perú, dos países con estrechas relaciones comerciales y complementarios”, asegura Arias Quincot. Por ahora, García se deshace en elogios a Lula y Bachelet. A Kirchner todavía no le tocó.