Siempre hay una excepción a la regla, esa que señala el poco compromiso de los socios con sus clubes a la hora de votar. Una semilla muy fértil para que germinen las malas administraciones, las quiebras y los gerenciamientos. El 22 de septiembre pasado, y con cuatro listas que se presentaron a las elecciones, Gustavo Lacanna se transformó en el nuevo presidente de Nueva Chicago. La institución descendió dos categorías de manera sucesiva, de la Primera A a la B Nacional y de ésta a la B Metropolitana, pero igual votó el 67 por ciento del padrón.

Donde no pasó lo mismo fue en otro club del Ascenso, pero del interior: Olimpo de Bahía Blanca. Treinta y tres años son los que transcurrieron desde la última elección. En una asamblea realizada el 11 de octubre pasado, sólo quedaron habilitados para votar 164 socios de 3800 que estaban en condiciones de hacerlo. En esa reunión participó la barra brava con “carnets truchos”, según denunció la oposición de Renovación Aurinegra. Como esta lista no se presentó por las irregularidades cometidas, este mes volvió al gobierno Jorge Ledo, personaje omnipresente desde 1995 hasta hoy.