Martes, 2 de septiembre de 2008 | Hoy
ECONOMíA › LA CRISIS FINANCIERA EN LOS PAíSES DESARROLLADOS Y LAS DEFENSAS DE LA ECONOMíA ARGENTINA
El presidente del Banco Central, Martín Redrado, expuso en las Jornadas Monetarias de la entidad las fortalezas financieras de Argentina para eludir el impacto negativo de la crisis financiera internacional. Reservas y tipo de cambio administrado.
Por Cristian Carrillo y Tomás Lukin
El titular del Banco Central, Martín Redrado, afirmó ayer que se “actuó quirúrgicamente” para recuperar la salida de depósitos del sistema bancario, utilizando el colchón de las reservas. Redrado, quien inauguró la segunda edición de las Jornadas Monetarias, explicó que el BC primero fortaleció la demanda de pesos y luego recompuso la liquidez y que de esa manera pudo enfrentar esta “tormenta perfecta” en que se convirtió el problema de las hipotecas subprime: crisis financiera, inflación y recesión en Estados Unidos. Por su parte, el ex secretario general de Naciones Unidas José Antonio Ocampo Gaviria coincidió en la necesidad de extender la práctica de políticas anticíclicas y criticó a las calificadoras de riesgo por ser condescendientes en épocas de bonanzas y excesivamente duras durante las crisis.
La solidez financiera argentina fue el aire necesario para contrarrestar el sombrío diagnóstico de economistas, analistas y banqueros del exterior sobre el escenario internacional. Aunque los especialistas convocados evitaron dar recetas, las recomendaciones de encargados relevantes de la política monetaria del mundo parecían encajar con la enumeración previa de las medidas que el Banco Central local lleva adelante. Redrado volvió a defender los “pilares básicos” de su política: acumulación de reservas y el tipo de cambio flotante y administrado. El funcionario reconoció no obstante que en mayo último hubo algunos ruidos en el mercado que llevaron a una pérdida de 8 por ciento de los depósitos durante ese mes. “Observamos un marcado desalineamiento en la demanda de dinero que encendió las luces de alerta en nuestro tablero de control”, aseveró.
El presidente del Central observó en forma crítica el esquema de las metas de inflación y se pronunció a favor de políticas “asimétricas”. “Una estrategia fiscal, prudente de acumulación de excedentes de ahorro en las fases de bonanza, debe ser una derivación natural de este enfoque asimétrico en el tratamiento de los shocks”, dijo Redrado ante un público que reunió, entre otros, a representantes de la Reserva Federal de Estados Unidos, del Banco Central Europeo, del Banco Popular de Chino y al Premio Nobel en Economía 2006, Edmund Phelps.
Durante el evento, los distintos expositores que se sucedieron parecieron tener un punto común: la crisis en los países desarrollados va a seguir extendiéndose y la manera de capearla es con espalda financiera. “Hay que introducir reglas anticíclicas, incrementando los requerimientos de capital durante los booms, y un sistema de previsiones”, aconsejó Ocampo Gaviria. El profesor de la Universidad de Columbia entiende que las finanzas son cíclicas y que la única manera es “jugarle a contramano”. En ese esquema disparó contra las agencias de riesgo que “tienen un comportamiento procíclico: suben por de más la calificación en épocas de auge y la bajan súbitamente en momentos de crisis”.
Ocampo defendió también la intervención cambiaria. “Todos los mercados en desarrollo han intervenido en sus mercados; y la tendencia es un tipo de cambio intervenido, y para ello se requiere de reservas internacionales”, argumentó. El especialista recordó que en los ’80 y los ’90 la “única forma que había durante la crisis era recurrir a financiamiento de parte del Fondo Monetario Internacional, pero se volvió inaceptable para muchos países por las condiciones que imponían”.
Ninguno de los presentes, salvo Redrado, quiso hacer referencia a la situación argentina. “El acuerdo es no hablar de ningún país en particular salvo de los Estados Unidos”, coincidieron el presidente del Grupo de los Treinta (G-30), Jacob Frenkel, y el jefe de Estudios Económicos del Banco de Pagos Internacionales, Stephen Cecchetti, al ser abordados por PáginaI12 en los pasillos del Hotel Hyatt, ámbito donde se desarrolla el evento. Los pronósticos apuntan a que el proceso de estanflación (recesión con inflación) que sufre la economía estadounidense “va a durar más de lo esperado”, mientras que sus efectos “aún se desconocen”.
El vicepresidente del Banco Central Europeo, Lucas Papademos, estimó en 500.000 millones de dólares las pérdidas bancarias desde que comenzó, en 2007, la crisis subprime. Para Redrado, las pérdidas “no ceden en su magnitud y siguen propagando sus efectos hacia el resto de los mercados y de las regiones”.
Lejos de circunscribirse al ámbito bursátil y financiero, el efecto de la crisis impactará en la economía real vía el alza en el precio de los alimentos y de la energía. Los países exportadores serán los que logren algún beneficio de ello, pero el resultado dependerá de la política que se utilice para evitar el contagio a los precios domésticos, como expuso Cecchetti.
Ocampo Gaviria reiteró que el valor de los productos agrícolas “a duras penas lograron una recuperación parcial de los bajos niveles en los que se sumergieron en los ’80 y los ’90”. De todos modos, el impacto de las materias primas vinculadas al sector energético preocupa a “hacedores de política monetaria” que vieron en el último año incrementarse el precio de los alimentos en un 200 por ciento y la energía en un 400.
Por su parte, el economista y Premio Nobel Phelps reconoció que ya se “probó de todo”, y ahora la única manera de salir de esta situación es embarcarse en “nuevas iniciativas de política económica”.
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