Días de gloria de la Mesa. Abrazos y celebraciones. Por entonces, Biolcati era el “moderado”.
Imagen: Leandro Teysseire.

No son buenos tiempos para la Mesa de Enlace. El furor de aquellos tiempos en los que Los Cuatro se subían a un escenario, frente a decenas de miles de personas, y competían por ver cuál era más original en lanzar diatribas contra el Gobierno han quedado muy lejos. Y apenas pasaron dos años. Por ese entonces, Hugo Biolcati lucía como el más moderado entre sus pares (sobre todo, después que Carlos Garetto reemplazó a Fernando Gioino). Incluso, se supo después, era el que mantenía más fluidos contactos con representantes del gobierno nacional para “acercar posiciones”. Pero todo cambió. Ya no convocan multitudes, no se abrazan sobre los escenarios y el “moderado” pasó a ser un opositor fundamentalista al kirchnerismo, al Gobierno en su conjunto y al Estado como tal en el ejercicio de sus funciones sociales. Y justamente el tema que los unió, el de las retenciones a la soja, hoy es el que los divide. Para este martes 27, la Sociedad Rural, inspirada por Biolcati, convocó a un encuentro para debatir sobre el fin de las facultades delegadas al Ejecutivo y el futuro de las retenciones. Las diferencias de la Sociedad Rural, y en particular Biolcati, con la Federación Agraria podría llegar ese día a su clímax. La Mesa cruje, pero Biolcati ya mira hacia otros socios.

Lo que no logró el Gobierno en pleno conflicto por las retenciones (año 2008) lo está logrando la oposición desde “el triunfo” sobre el Gobierno en las legislativas de junio de 2009: dividir a la Mesa de Enlace. La derrota infligida al Gobierno en el Congreso en la discusión por las retenciones había animado a la oposición a buscar un consenso en torno de un nuevo esquema de impuestos a la exportación. La presión de las cuatro entidades de la Mesa iba en ascenso. Pero no daban los números. Tras varios intentos fallidos, una sesión especial convocada en Diputados para tratar el tema alcanzó en el tablero electrónico la cifra más próxima al quórum: 106 presentes. Pero el “fracaso” fue vivido ese día, por muchos, como un triunfo: si faltaba tan poco, el resultado de las elecciones de junio le daría un margen holgado a la oposición para fijar condiciones a partir de la nueva composición de las cámaras.

A pesar de que los nuevos legisladores asumieron en diciembre, el tema de las retenciones recién se retomó en las últimas semanas, ante la proximidad del vencimiento de las facultades delegadas al Ejecutivo. De no prorrogarse, a partir del 25 de agosto será el Congreso el que resuelva cuánto y quiénes pagarán tributos por exportar.

Pero, una vez más, el paso triunfal de la oposición tropezó sobre sus propios obstáculos. Biolcati proclamó, a los cuatro vientos, la necesidad de la eliminación total de las retenciones a los granos. Mario Llambías, presidente de CRA, le acercó a Elisa Carrió su propia propuesta, dejándole un espacio abierto para la búsqueda de consensos: en el caso de la soja, en vez de su eliminación proponía una baja de diez puntos en las retenciones (de 35 a 25 por ciento). La efusiva chaqueña lanzó a los suyos a levantar esa bandera, en nombre de “todos los productores”. Pero no todos la siguieron.

Federación Agraria desempolvó su proyecto de retenciones segmentadas, que proponen un tributo muy bajo para los pequeños productores y mantener la tasa elevada para los grandes. Y le dio un tono especial a su planteo: desde su dirigencia se señaló que era “lo opuesto” a la propuesta de eliminación total de retenciones. “Si bajan 10 puntos las retenciones, 5700 productores de soja (que concentran el 80 por ciento de la producción) van a embolsarse 6337 millones de pesos, una amenaza para miles de pequeños y medianos productores, porque con esa plata los van a desplazar de los campos que están trabajando”, mediante compra o arriendo de sus pequeñas explotaciones, explicó Pedro Peretti, director de FAA, desde su blog personal. En definitiva, “un proyecto a favor de los seis o siete mil pooles de siembra”, subrayó.

La brecha que abrió FAA dividió a la oposición. Socialistas y peronistas federales ya se sumaron a esa postura. Coalición Cívica y PRO del otro lado. Radicales, en un lado y en otro. Pero esa división legislativa vuelve como fractura a la Mesa de Enlace. Biolcati consideró a la posición de Eduardo Buzzi y los suyos poco menos que una traición, una maniobra artera. En su entorno temen “lo peor”: sin acuerdo en la oposición, las actuales retenciones se perpetuarían, aunque el Ejecutivo pierda la facultad de fijarlas.

El martes, Biolcati recibirá en la Sociedad Rural a los jefes de bloques de diputados y a las entidades agropecuarias a debatir, junto al constitucionalista Daniel Sabsay (cercano a Carrió), sobre las facultades delegadas y el futuro de las retenciones. También fueron citados los Autoconvocados, una denominación detrás de la cual se alinean grandes productores y pooles cercanos a SRA y a CRA. Desde este sector podría surgir una dura condena a Federación Agraria. “Nos están preparando una emboscada”, opinan adentro de esta última entidad.

Biolcati sigue sonriendo. Ya no le asusta la posibilidad de fractura en la Mesa; últimamente se lo vio muy cómodo volviendo a compartir ámbitos de debate con otros integrantes del establishment tradicional: Bolsa de Comercio, Cámara de Comercio, UIA, Adeba, Cámara de la Construcción. Y fotografiándose con Macri, ya desangelado. El martes puede ser un día clave, tan trascendente como lejano de aquella madrugada de julio de 2008, cuando Palermo Chico estallaba tras la voz temerosa que, desde el Senado, balbuceaba: “Mi voto no es positivo”.