El ministro de Energía, Juan José Aranguren, aseguró ayer que continúan trabajando en la revisión de los cuadros tarifarios de la electricidad para poder implementar los primeros aumentos a más tardar en febrero. El objetivo oficial es que el tarifazo sirva para apuntalar las inversiones en la red de distribución y desalentar al mismo tiempo el consumo para disminuir así la presión sobre el sistema eléctrico. Los cortes continuaron ayer en varias localidades de Capital y Gran Buenos Aires, pero como la demanda de electricidad disminuyó con respecto a los días previos hubo menos interrupciones.

Aranguren por ahora evitó dar precisiones sobre la magnitud de los aumentos que vendrán, aunque si se toma en cuenta que en el área metropolitana de Buenos Aires los usuarios pagan menos del 20 por ciento del costo que tiene la energía que consumen, quienes dejen de percibir todo tipo de subsidio podrían recibir boletas con aumentos superiores al 400 por ciento. En el Gobierno prometen que el ajuste será gradual. Además, para disimular el impacto del tarifazo, las facturas comenzarán a llegar por mes en lugar de por bimestre. También habrá una tarifa social para los más necesitados, universo que rondaría el 20 por ciento de los usuarios. Aranguren adelantó que a este grupo se le subsidiarán 150 kilowatts hora por mes, mientras que el kilowatt hora adicional que consuman deberán pagarlo al nuevo precio de mercado que se fije luego del ajuste.

El Gobierno se planteó un plazo de dos años para terminar con las interrupciones permanentes en el servicio que ocurren los días de temperaturas extremas. La suba de tarifas servirá no sólo para incentivar las inversiones necesarias para cumplir con ese objetivo sino también para desalentar el consumo. “Queremos hacer una corrección tarifaria a los efectos de poder generar esas señales de precios para que la inversión aparezca y para que la demanda tenga también un nivel que no sea exagerado, como el de los últimos años”, aseguró Aranguren, dejando en claro que una de sus metas es que se consuma menos energía eléctrica.

En los últimos días, no fueron pocos los que repitieron que el Gobierno comenzó a aplicar cortes programados para “sincerar” la emergencia energética, algo que el propio Aranguren desmintió ayer. “No hemos tenido todavía la necesidad de implementar cortes rotativos porque tenemos un parque generador que está justo, pero alcanza para satisfacer la demanda”, aseguró.

La generación está en condiciones de aportar unos 25.000 Mw y aun con la fuerte demanda de los últimos días no se llegó a esa cifra. El lunes el pico fue de 23.727 Mw, el martes bajó a 23.300 y ayer fue de 23.140 Mw. Esto revela que el problema, al menos por ahora, está en el eslabón de la distribución. Por lo tanto, no tiene sentido implementar cortes rotativos, como los que se aplicaron en la década del 80, cuando lo que había colapsado era la generación. Ahora los cortes se producen, por ejemplo, cuando los transformadores de las distintas subestaciones estallan. Lo que suelen hacer las distribuidoras es “bajar la palanca” cuando el consumo creciente está por poner en riesgo una instalación, pero eso se decide sobre la marcha y no se puede programar porque depende de cómo vaya evoluciando el consumo en cada zona durante el día.

En los últimos días, el Gobierno comenzó a publicar en la web del Ente Nacional de Regulación de la Electricidad (ENRE) las cifras de los cortes, actualizado por hora, como una forma de “sincerar” los problemas. Así fue como se supo que el lunes a las 22 horas hubo 99.271 hogares sin servicio. No obstante, el “sinceramiento” duró poco porque ayer los cortes siguieron durante todo el día con intermitencias, pero en la página del ENRE la cifra de usuarios sin luz quedó clavada en 16.802 en el área de Edesur y 3300 en la de Edenor desde la tarde hasta después de la medianoche.

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