El precio del barril de petróleo Brent, el crudo de referencia de Europa, registró ayer un nuevo record al negociarse a 78,6 dólares, superando la marca del pasado 17 de julio, cuando había llegado a 78,2. En tanto en Nueva York, el tipo ligero WTI cerró a 76,9 dólares, 2,2 por ciento más que el viernes. Los analistas atribuyeron el aumento al anuncio del cierre parcial del mayor campo de petróleo que British Petroleum tiene en Estados Unidos y a las declaraciones del gobierno de Irán, que prometió restringir las exportaciones de crudo si las Naciones Unidas intenta detener su programa nuclear.

British Petroleum, la segunda petrolera del mundo, sorprendió ayer al anunciar que cerrará el yacimiento de Prudhoe Bay en Alaska, por una fuga de hidrocarburos. BP indicó que el cierre causará una reducción de su producción en unos 400.000 barriles por día, lo que equivale a un 8 por ciento de la producción estadounidense y aseguró, a través de un comunicado, que sólo volverá a reanudar sus operaciones cuando se considere que no hay más riesgos para el medio ambiente, lo que puede querer decir “días, semanas, o aun meses”. “Esa cantidad de barriles retirados del mercado son demasiados, en un contexto de abastecimiento ya muy reducido”, recalcó Bruce Evers, analista del banco Investec.

El cierre parcial del yacimiento de BP obligó a la Agencia de Información de Energía (AIE) de Estados Unidos a señalar que “los consumidores estadounidenses no enfrentarán una escasez de combustibles”.

El analista de AIE, Tancred Lidderdale, aseguró que las refinerías, en la Costa Oeste, adonde es enviado la mayor parte del crudo de Alaska, están bien abastecidas debido a que los inventarios de petróleo en la región se encuentran “sobre el promedio”, de 55 millones de barriles.

La noticia del cierre del campo de BP se produjo en un contexto ya muy tenso, debido a la guerra del Líbano, el conflicto entre Estados Unidos e Irán, la restricción de 30 por ciento en la producción de Nigeria por ataques de los separatistas y los riesgos vinculados con la temporada de huracanes en el Atlántico.

La tensión generada por el programa nuclear de Irán aumentó ayer luego de que Teherán informara que cualquier intento de las Naciones Unidas para detenerlo será respondido con un recorte de las exportaciones de crudo. La aplicación de sanciones “tendrá un gran impacto internacional. Ellos perderán más que nosotros. No deberían hacer nada que les deje tiritando en invierno”, afirmó un alto responsable del gobierno iraní.

Irán afirma que sus actividades están de acuerdo con el Tratado de No Proliferación Nuclear e insistió en que no suspenderá sus actividades de enriquecimiento de uranio, desafiando una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que el 31 de julio otorgó un plazo de un mes para suspender todas sus actividades de enriquecimiento antes de aplicar sanciones.

Irán es el cuarto productor de crudo del mundo, con un volumen de 4 millones de barriles diarios y exporta 2,6 millones de esos barriles. Si lo presionan asegura que reducirá esas exportaciones y algunos analistas sostienen que podría llegar a bloquear el estrecho de Ormuz, pasaje estratégico para petroleros que van a buscar el crudo a Arabia Saudita, Kuwait y Emiratos Arabes Unidos. La casa financiera Standard and Poor’s vaticinó ayer que los precios del petróleo podrían dispararse a 250 dólares el barril, si Irán llega a bloquear ese estrecho.