Como una eventual represalia por el estancamiento en las negociaciones internacionales para liberalizar el comercio, Estados Unidos advirtió que a fin de año podría dejar fuera del Sistema Generalizado de Preferencias a la Argentina, Brasil y Venezuela, entre otras naciones que tienen una actitud “resistente” a flexibilizar sus aduanas si no es a cambio de una apertura a los bienes agrícolas. El SGP habilita la importación de productos sin el pago de aranceles, prerrogativa de la que serían privados bienes argentinos como cueros, maní, alcohol y carnes procesadas.

Los Estados Unidos importaron productos por valor de 26.700 millones de dólares desde ciento treinta y tres países en desarrollo bajo ese programa durante 2005. Con esa ventaja, Argentina vendió a los Estados Unidos por más de 600 millones de dólares, equivalentes al 5,3 por ciento del total de compras externas de aquella potencia utilizando esa modalidad.

La exclusión parcial del SGP ya fue una represalia utilizada contra el país cuando se estaba discutiendo aquí una ley de Patentes, cuyos términos no satisfacían las aspiraciones de los Estados Unidos, que quería el cobro inmediato y generalizado de royalties. Esta sanción podría repetirse, pero ampliada a toda la lista de bienes que vende Argentina y extendida a otras naciones de la región y del mundo.

El propio sistema obliga a la revisión periódica del SGP, que este fin de año podría dejar fuera de juego a varios beneficiarios: India, Tailandia o Sudáfrica, entre otros, además de los sudamericanos. Al estancamiento del ALCA, en este continente, se habría se sumado el reciente fracaso de la Ronda de Doha, en el seno de la Organización Mundial de Comercio. En parte esto es porque los países agrícolas son hoy renuentes a abrir su comercio si no media contrapartida de los industrializados.