Con una encendida defensa política del Gobierno y del “último presupuesto de la gestión del presidente Kirchner”, el jefe de la bancada oficialista, Agustín Rossi, cerró el debate sobre el Presupuesto 2007. Los 143 votos del kirchnerismo y sus aliados en la Cámara de Diputados le dieron media sanción a la proyección oficial de ingresos y gastos para el año entrante, que ahora el Senado deberá aprobar para convertirla en ley. La oposición reunió 77 votos en contra, entre la coalición parlamentaria compuesta por la UCR, el macrismo y el lavagnismo y las otras bancadas que no forman parte del bloque de centroderecha, como el ARI y el PS. En el análisis del articulado volvieron a surgir las críticas a “los superpoderes, la subestimación de los ingresos y la sobrevaloración de los egresos” presupuestarios. El oficialismo se abroqueló sobre el proyecto original y sólo aceptó modificaciones menores.

El ayudamemoria que Rossi tenía sobre su banca llevaba el título “lo que dijimos, lo que hicimos”. El jefe de la bancada oficialista comparó los números macroeconómicos a lo largo de la gestión kirchnerista, para concluir que “cumplimos con lo que dijimos”. Repasó los aumentos en educación (“164 por ciento desde 2003”), obra pública (“359 por ciento”), la creación de “más de 3 millones de nuevos empleos”, “la reducción de la pobreza y la indigencia”, “los cinco aumentos otorgados a jubilados y pensionados”, el superávit fiscal, la balanza comercial con “el aumento de las exportaciones en un 82 por ciento” y la reducción de la deuda externa en “65 mil millones de dólares”. Muchos de estos números, sin embargo, son cuestionados por la oposición.

A lo largo de las doce horas de debate –en la sesión que se desdobló en tiempos casi iguales entre el miércoles y ayer–, la oposición cuestionó la veracidad de esos datos. El jefe del bloque del ARI, Eduardo Macaluse, arremetió contra la distribución oficial de los recursos del Estado “que reproduce el modelos de los ’90” y hasta afirmó que “Kirchner no gobierna como Perón”, subrayando que con su política de gastos “beneficia al capital concentrado”.

Jorge Sarghini, que el miércoles había resignado protagonismo a favor de sus aliados de la UCR y el macrismo, ayer embistió con los mismos argumentos. “Es una farsa aprobar el presupuesto con estos superpoderes”, dijo, para luego argumentar que “no es cierto” que hayan sido habituales en anteriores gestiones del Ejecutivo, en un intento de despegar al ex ministro de Economía de Kirchner y actual candidato opositor Roberto Lavagna. Aunque a la hora de votar la asignación de atribuciones especiales al jefe de Gabinete, no pocos diputados del interbloque centroderechista dejaron inesperadamente el recinto y evitaron dejar sentada su postura con el voto.

“El oficialismo niega la movilidad de los haberes previsionales, como dice la Corte Suprema, y el 82 por ciento móvil para jubilados y pensionados”, dijo el diputado de la CTA Claudio Lozano. El kirchnerismo volvió a rechazar el intento de incorporar al Presupuesto un coeficiente de actualización para las jubilaciones y pensiones. En este punto, la arista María América González logró arrancarle al oficialismo que los legisladores renunciaran “al privilegio” de otorgar pensiones graciables, en caso de discapacidad, a familiares suyos. Los otros mínimos cambios fueron el incremento de un millón de pesos a la comisión bicameral que revisa los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y otros 500 mil para la que revisa los contratos con las privatizadas. Tras insistir y confrontar en el recinto con Rossi, el socialista Hermes Binner consiguió otros 3,5 millones para un programa habitacional para villas de emergencia de Rosario. Ahora, el Presupuesto está en manos del Senado, que lo podría transformar en ley en la sesión prevista para el miércoles que viene.