En medio de la polémica desatada por la intervención del Gobierno en el Indice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora el Indec, una misión del Fondo Monetario Internacional podría arribar al país durante la primera mitad de este año para realizar “una auditoría internacional independiente sobre el sistema estadístico argentino”. Así figura en una carta secreta enviada hacia fines del año pasado por el organismo a la cúpula del Indec, con copia a la ministra de Economía, Felisa Miceli, al presidente del Banco Central, Martín Redrado, y al director del Indec, Lelio Mármora.

El documento, al que accedió Página/12, está firmado por Robert Edwards, director del Departamento de Estadísticas del FMI y dirigido al director del Coordinación del Indec, Guillermo Bluske. El escrito fue girado desde Washington en un día especial, muy especial para los argentinos: el 17 de octubre pasado.

Allí se dice que, de un intercambio epistolar previo, el Fondo entiende que “las autoridades argentinas están interesadas en una auditoría internacional independiente sobre el sistema estadístico de la Argentina”.

Y, por lo tanto, sostiene que “las autoridades argentinas deberían evaluar dar la bienvenida a una misión del Departamento de Estadísticas del FMI” que se encargaría de preparar una reevaluación de los datos disponibles en el país para emitir después un “Informe sobre la observancia de los parámetros y códigos” (internacionales) en el caso argentino.

Luego explica que la misión de funcionarios del FMI al país duraría “alrededor de dos semanas” y estaría compuesta por “un jefe de misión, cinco expertos y un asistente”. Entre los datos que revisaría la misión del Fondo se destacan “el índice de precios al consumidor, el índice de precios mayoristas, estadísticas de finanzas públicas, estadísticas monetarias y del sector externo”.

El memorando del FMI también afirma que, desde julio de 2005 el directorio del organismo les viene prestando especial atención a las actualizaciones de los sistemas estadísticos en los países miembros, y que en este sentido “una reevaluación del sistema estadístico argentino sería una prioridad para nosotros y podría tener lugar durante la primera mitad de 2007”.

Finalmente, recuerda que en caso de ser enviada la misión, los funcionarios del FMI deberían ser recibidos por “personal técnico y jerárquico de los organismos involucrados en la elaboración y la difusión de las estadísticas en Argentina: principalmente Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), Ministerio de Economía y Banco Central.

Del documento del Fondo Monetario no queda claro exactamente quién en el Gobierno solicitó la “auditoría internacional independiente” del sistema estadístico argentino. Sólo dice que “las autoridades argentinas están interesadas” en dicha auditoría. La nota va dirigida al Indec; a Bluske y a Lelio Mármora. Pero con copia a Felisa Miceli y a Martín Redrado, aunque en este último caso como una cuestión formal: toda documentación con el FMI se remite también al titular del Banco Central, por ser el representante formal del país (“gobernador”) ante el organismo.

Las hipótesis son diversas. Una posibilidad es que Miceli desconfiara del Indec y solicitara la auditoría. Pero es difícil imaginar que Miceli considere que una “auditoría” del FMI vaya a darles consistencia y credibilidad a las estadísticas argentinas.

Una segunda posibilidad es que la cúpula del Indec, acorralada por el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, haya buscado cobertura en la burocracia del FMI, que ante la solicitud de un país despacha misiones de auditoría estadística.

La tercera hipótesis, para nada descabellada, es que el staff del Fondo Monetario haya aprovechado las discusiones que hace varios meses involucran los índices de precios del Indec para volver a enviar una misión a la Argentina. De hecho, la carta del FMI también pasó por las manos de Anoop Singh, el jefe del Departamento Occidental, quien hace poco más de un año levantaba o bajaba el pulgar sobre Argentina. Desde que la administración K canceló la deuda con el FMI –en enero de 2006– ningún funcionario de cierto rango está preocupado por recibir alguna misión del Fondo. Y la representación del organismo en el país quedó reducida a su mínima expresión: apenas una oficina en un departamento de la calle Paraguay, después de que Kirchner ordenó que no se le concediera más despachos (con secretarias) en el edificio del Banco Central.