Domingo, 11 de marzo de 2007 | Hoy
ECONOMíA › ECONOMIA NO CONFIRMA NI DESMIENTE LA RENUNCIA DEL DIRECTOR
En medio de la polémica por los cambios en la medición de la inflación, el director del organismo de estadísticas, Lelio Mármora, habría elevado su renuncia a Felisa Miceli. Sin embargo, en el Palacio de Hacienda dicen no tener la carta en la que habría comunicado su decisión.
Por David Cufré
Pasan los días y la crisis del Indec en lugar de encauzarse se torna cada más profunda. Y con ello, la credibilidad del organismo no para de caer. El nuevo episodio de esta saga en plena evolución es la supuesta renuncia del director de la entidad, Lelio Mármora, quien habría elevado una carta a Felisa Miceli para comunicarle su decisión. La nota, según fuentes cercanas al (ex) funcionario, fue presentada anteayer al mediodía, y la razón fundamental aducida para el alejamiento son “problemas de salud”. La renuncia, de acuerdo a las mismas fuentes, es “indeclinable”. Sin embargo, ayer por la tarde el Ministerio de Economía seguía diciendo que no tenía nada que informar, por lo que ni confirmó ni desmintió la noticia. “No tenemos ninguna carta”, insistieron cerca de Miceli.
Para obtener información oficial sobre la situación de Mármora habrá que esperar hasta mañana. Recién entonces el Palacio de Hacienda prometió que despejará la incógnita. Es una demora que revela la poca gracia que le hizo a Economía que el director del Indec haya dejado trascender su renuncia a través de la prensa. En verdad, era un secreto a voces que el funcionario dejaría el puesto, ya que su autoridad dentro del organismo había quedado bastante magullada luego de las intervenciones de Guillermo Moreno y Miceli que provocaron el desplazamiento de personal a su cargo. En enero, Mármora quedó en medio del fuego cruzado entre Moreno y Graciela Bevacqua, la funcionaria responsable del Indice de Precios al Consumidor, que terminó con la salida de esta última. Tampoco pudo decir mucho cuando Economía designó en su lugar a Beatriz Paglieri. El director del organismo pidió entonces licencia por enfermedad, afectado por el estrés que le causó toda esa situación. Unos días antes de abandonar su sillón, aparentemente de manera definitiva, les confesó a sus íntimos que tenía intenciones de renunciar, aunque se tomaría un tiempo para ver cómo seguía la historia.
En eso estaba cuando ocurrieron dos hechos que lo terminaron de convencer. El primero fue la renuncia de Clyde Trabuchi como directora de Estadísticas de Condiciones de Vida, a fines del mes pasado. La funcionaria era la jefa directa de Bevacqua y la respaldó plenamente en su controversia con Moreno, originada en la pretensión del secretario de Comercio Interior de cambiar la metodología de cálculo de la inflación. Trabuchi pidió su desafectación al cargo y la respuesta de Economía fue que no podía renunciar a un puesto que no tenía, ya que su designación había vencido unos treinta días antes. Fue la demostración de que el Gobierno no está dispuesto a retroceder, pese a las críticas por izquierda y por derecha y a la desconfianza en el nuevo índice de inflación.
El segundo acontecimiento que influyó en la decisión de Mármora fue el resultado del IPC de febrero: 0,3 por ciento, mejor que las proyecciones más optimistas. El informe del Indec mostró caídas en los rubros Turismo (del 3,9 por ciento) y Atención médica y gastos para la salud (0,6 por ciento), tomando como base los acuerdos de precios del Gobierno con esos sectores. En el caso de las empresas de medicina prepaga, no tomó en cuenta la suba de 22 puntos que terminaron pagando la mayoría de los afiliados, sino que se quedó con el abono sin aumento de los nuevos planes con copagos.
Hasta el momento, ni Miceli ni Moreno ofrecieron explicaciones públicas del controvertido cambio de criterio para medir la evolución de los precios. Ni se muestran preocupados por el deterioro en la credibilidad del Indec. La única versión que dejó trascender el Gobierno es que dentro de la estructura técnica del organismo hay personas vinculadas a las usinas de pensamiento ultraortodoxo, como FIEL y la Fundación Mediterránea. Y que esos técnicos manipularían las estadísticas en contra de la política económica. Un segundo motivo sugerido por fuentes del Gobierno fue que al estimar una inflación mayor a la real, esos técnicos buscarían favorecer a los acreedores que poseen títulos que ajustan por el índice de precios. Miceli dio a entender algo de todo esto cuando denunció que el informe de exportaciones de enero mostraba caídas en los precios de los commodities, cuando en realidad habían subido.
La salida de Mármora podría facilitarle a Economía una reestructuración integral del Indec. Se lo piden incluso desde distintos sectores, a fin de terminar con la crisis y frenar la desconfianza en los índices que salen de allí. La conducción nacional de ATE (Asociación Trabajadores del Estado) le pedirá esta semana una audiencia a Miceli para plantearle la incorporación de figuras de prestigio en las principales áreas del organismo, el descongelamiento de las vacantes y la realización de concursos públicos para cubrir otros cargos. Por ahora, lo único que hay es confusión, al punto de que no se sabe a ciencia cierta si el Indec está acéfalo o no.
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