Jueves, 17 de mayo de 2007 | Hoy
El presidente del Banco Mundial renunciará bajo esas condiciones. Hoy se define su salida, envuelto en uno de los mayores escándalos de la entidad.
La salida de Paul Wolfowitz del Banco Mundial parece un hecho. Ayer trascendió que el titular del organismo pasó la jornada negociando los términos de su alejamiento. El Consejo Directivo del organismo pasó a un cuarto intermedio hasta esta mañana para seguir analizando la complicada situación de Wolfowitz. Antes de presentar la dimisión, el ejecutivo pretende que el Banco Mundial acepte su parte de responsabilidad en el conflicto. Y determine la indemnización que le corresponde.
El alejamiento de Wolfowitz es cuestión de tiempo. Ayer hubo una fuerte presión para que ello ocurra. Se sumaron distintos pedidos de renuncia, quizás el de mayor peso político fue el del Parlamento Europeo, que por 333 votos a favor conminó al dirigente a dejar su despacho. En el texto aprobado se añadió un párrafo en el que se expresa que “la retirada del puesto constituiría una decisión positiva”. En este contexto, Wolfowitz canceló su viaje a Eslovenia, donde preveía participar en una conferencia sobre desarrollo que se celebrará entre hoy y mañana.
Otra señal importante de que Europa quiere un rápido desenlace, más allá del respaldo público que George Bush dio a su ex miembro del gabinete, fue que ratificó que Estados Unidos tendrá la libre disponibilidad de designar al reemplazante de Wolfowitz. De acuerdo con una versión publicada por el New York Times, los europeos resignarían así su pretensión de poner punto final a la tradición por la cual Estados Unidos elige a quien debe estar al frente de esa institución financiera. Esto viene ocurriendo desde 1944, cuando se creó la entidad. Estados Unidos es el principal accionista del Banco, con el 16,4 por ciento de los votos en el Consejo, seguido por Japón, con el 7,9 por ciento. Es por ese motivo que el hasta ahora presidente del BM quiere que ese Consejo comparta culpas en la crisis y lo indemnice con una fuerte suma de dinero a cambio de su dimisión. Ese es el precio que Wolfowitz le puso a que su país le suelte la mano y se evite un enfrentamiento en el seno del Consejo.
Ayer, en un sutil cambio de posición, la Casa Blanca reconoció que el escándalo dañó al organismo. E insistió en que es necesario entablar un diálogo sobre la forma de mantener la integridad de la institución.
Cabe recordar que la crisis en el Banco Mundial surgió con una polémica designación que Wolfowitz hizo de su novia como funcionaria pública. La investigación elaborada por la comisión del BM determinó que el banquero era culpable de incompatibilidades en el destino laboral de su compañera. Shaha Ali Riza trabajaba para el Banco Mundial cuando Wolfowitz asumió la presidencia, en junio del 2005. Tres meses después fue transferida al Departamento de Estado para evitar un conflicto de intereses, aunque permaneció en la nómina del Banco Mundial. Su salario pasó de casi 133.000 dólares a 180.000. Y con la primera revisión anual su retribución alcanzó los 193.590 dólares, más de lo que cobra la propia secretaria de Estado de los Estados Unidos, Condoleezza Rice.
El comité especial de investigación del Banco Mundial, a través de un informe, indicó que Wolfowitz violó las normas y códigos éticos internos y privilegió su propio interés al gestionar el ascenso de su novia dentro de la entidad. Además, lo acusó de haber desatado una “crisis de liderazgo” en el organismo internacional, al provocar un conflicto de intereses que debería haber evitado. El trabajo concluyó que el aumento que percibió Riza a instancias de Wolfowitz “superó el margen” estipulado por las normas de la institución.
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