Los pilotos de Austral, nucleados en UALA, presentaron ayer a Julio de Vido una propuesta para superar la coyuntura crítica, que es especialmente dramática durante el fin de semana de las vacaciones de invierno. Según el gremio que comanda Diego Serra, resultaría clave separar el comando de los vuelos, que hoy ejerce en forma centralizada Aerolíneas Argentinas. En un contexto de escasez de flota, esa disociación permitiría a cada compañía tener una idea más precisa de cuál es la disponibilidad real de equipos y tripulación, evitando los costos adicionales que ocasionan las demoras por falta de avión. Pasado cierto horario, la tripulación afectada a un vuelo se “vence” y debe ser reemplazada por otra que, en virtud de los convenios vigentes, tomará servicio a partir de cierta hora, retrasando aún más la salida del vuelo.

La sugerencia planteada por el gremio rival de Apla (que aglutina a los pilotos de Aerolíneas), también incluyó un reclamo para que a Austral se le autoricen vuelos regionales y para que conserve la proporción de frecuencias que hoy tiene, rubro en el que supera a AA.

En el fondo, la propuesta de Uala apunta a que Austral –que hasta ahora sólo está en manos de Marsans– conserve su independencia de Aerolíneas, en la que los españoles son los socios privados del Estado, que tiene el 5 por ciento y aspira a tenerlo todo, salvo la porción que pudiera reservarse para los trabajadores. Así no corren el riesgo de quedar bajo el comando de Jorge Pérez Tamayo, líder de Apla, con buenos vínculos con Ricardo Jaime pero pésimos con sus colegas de la otra línea.