ECONOMíA › ANGUSTIAS DE CONTRIBUYENTES

“Tirar dinero no es solución”

 Por Leonard Doyle *

Desde Estados Unidos

Billy Stripling se apuró para llegar a su trabajo como empleado de mantenimiento de ascensores cuando amanecía ayer en Memphis. Un conservador sureño blanco de las afueras de Oxford, Mississippi, donde debatieron los candidatos presidenciales anoche, rechazó las advertencias de George Bush sobre la debacle económica y la noción de que los contribuyentes como él deben tragar la penosa medicina de lo que él llama “Gobierno Grande”. “Su forma de arreglar las cosas es tirándole dinero”, dijo. “El dinero no es la solución, es el problema”.

De derecha recalcitrante, Stripling, de 63 años, puede haber estado hablando en nombre de la opinión que aterra tanto a los republicanos. Temen que la arraigada hostilidad hacia el plan de rescate “Main Street” los verá a ellos despedidos de las oficinas el 4 de noviembre, cuando la mayoría de las bancas en la Cámara de Representantes se presenten para la reelección. Millones de conservadores no tienen más confianza en el liderazgo republicano, e instintivamente se oponen a cualquier cosa que le dé al gobierno federal más poder sobre sus vidas. Votaron dos veces por George Bush, pero ahora lo desprecian. Los obreros como Stripling no se tragan las frenéticas advertencias sobre el apocalipsis económico: “El cielo se está cayendo, el cielo se está cayendo, pero mañana es otro día y zafaremos, pero no dando más dinero.”

Casi ocho de cada diez estadounidenses –78 por ciento– dicen que el Congreso debería aprobar el rescate de los mercados financieros, de acuerdo con una encuesta hecha por Gallup durante la noche. Pero también quieren ver que se le hagan cambios al plan para darle más supervisión al Congreso y asegurarse de que los ejecutivos de Wall Street que produjeron el lío no se enriquezcan a expensas suyas.

Stripling se cuenta entre el 11 por ciento del electorado que rechaza el plan para aumentar los impuestos tanto como 5000 dólares por familia para rescatar a los banqueros. No está preocupado por el pánico y, aunque le gusta John McCain, es más fácil que emita un voto de protesta por el libertario Bob Barr.

George Vergos, de 79 años, con los ojos lagañosos y cansado por décadas de trabajar con su sartén para producir “Southern down home cooking” (Cocina casera del sur), dice: “Es difícil imaginar cómo algunos de los banqueros más inteligentes pudieron embarrar tanto las cosas”, dijo. “La gente pobre no los pusieron en aprietos, son los ricos los responsables”. Un republicano de toda la vida ahora va a votar a los demócratas. “Estoy a favor del rescate si no hacer nada sólo va a causar una depresión y dejar sin trabajo a millones”, dijo.

Loretta Glover, que trabaja en un estacionamiento, dijo que la caída bancaria no la afectaría porque “no uso tarjetas de crédito, de todas maneras”. Dijo que iba a escuchar el debate entre John McCain y Barack Obama atentamente antes de decidirse. “Estoy abierta a ambas partes en este momento”, añadió. En el café de George, Mike Bass de 49 años, dijo que el rescate era necesario, a pesar de lo doloroso que pudiera resultar. “Siempre que los contribuyentes obtengan algún beneficio y los banqueros sientan algún dolor para asegurarse que no vuelva a suceder”, afirmó.

Culpó a los republicanos, “el partido del dinero grande”, pero también a la codicia de la gente común por comprar casas que no podía pagar.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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