Sábado, 27 de septiembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › EL EX PREMIER DE VILLEPIN FUSTIGó LA POLíTICA DE SEGURIDAD DEL GOBIERNO DE CALDERóN
De visita en el DF, el líder nacionalista criticó la excesiva militarización del plan antinarco mexicano y dijo que los países que no respetan sus principios democráticos terminan generando más problemas que soluciones.
Por Gerardo Albarrán de Alba
Desde México DF
Sin querer queriendo, el ex primer ministro francés Dominique de Villepin pareció dar la razón a los críticos de la administración de Felipe Calderón que cuestionan la militarización del país desde que tomó posesión como presidente, en diciembre de 2006, como estrategia central del combate del crimen organizado y que ha desatado una ola de violencia sin precedente en el país.
Para Villepin, lo primero es lo primero: un Estado sólo puede ser eficaz en el combate del crimen organizado y del terrorismo cuando antepone los sistemas de Inteligencia nacional –coordinados con esfuerzos internacionales– y el conocimiento de las redes financieras delictivas a la militarización que “debe acompañar, pero no tiene que ser el elemento central”, aseguró. Además, hace falta un Estado fuerte y cohesión social.
Luego de dictar una conferencia en la sede del oficialista Partido Acción Nacional, la noche del miércoles, De Villepin sostuvo que cualquier estrategia de seguridad y militar debe respetar las reglas de la democracia, “porque el terrorismo y el crimen organizado se nutren de la capacidad de las democracias, del no respeto de sus propios principios”. De lo contrario, “muchas veces da nacimiento a otros problemas”, advirtió, y puso como ejemplo la militarización estadounidense en su combate al terrorismo en Irak y Afganistán.
“La fuerza para una democracia es ir con el derecho, es una fuerza ir con la democracia, es una fuerza ir con el respeto, para que la gente que no esté de acuerdo siga con la idea de un Estado ejemplar, de un Estado de derecho; lo que no pasó en Guantánamo ni Abu Ghraib, en la situación de Irak”, recordó De Villepin.
Ante el panorama de terror que se abrió tras los ataques con granadas contra la población civil en la ciudad de Morelia hace diez días, la postura del ex primer ministro francés –que tuvo como ministro del Interior al actual presidente de su país, Nicolas Sarkozy– permitió de nuevo una doble lectura: “Me parece importante, en el caso del narcotráfico, conocer exactamente cuáles son las redes que actúan, cuáles son los intereses nacionales e internacionales, y saber que frente al narcotráfico siempre hay problemas sociales, problemas de sociedad, problemas de estados, problemas de corrupción, y que eso sólo se puede combatir con un Estado fuerte, motivado; con un Estado que tiene la convicción de defender el interés general”.
Y aunque trató de alabar a la administración de Calderón, a la que le atribuyó “determinación”, terminó ofreciendo más argumentos para sus detractores, cuando un reportero preguntó si un gobierno puede tener éxito contra el crimen organizado y el apoyo de la sociedad si no se ve un combate auténtico a la corrupción y a la impunidad: “La cohesión social es el elemento primero de éxito para enfrentar el crimen organizado –respondió De Villepin–, pero para tener esa cohesión social, esa unidad en una sociedad, se necesita también tener la legitimidad que da la lucha contra la injusticia, que da la lucha contra la pobreza, que da la convicción de que sí hay que tomar en cuenta a todo el mundo en una sociedad”.
Más adelante –de nuevo, sin querer queriendo–, Dominique de Villepin fustigó “la tentación clásica de las democracias de hoy”, que se someten a una “sociedad del espectáculo”, es decir, que “manejan los problemas frente a las cámaras de televisión”. Tal vez sin conocer la política mediática de Calderón, planteó: “Me parece que uno necesita una cierta discreción”.
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