Viernes, 6 de septiembre de 2013 | Hoy
ECONOMíA › LA DISPUTA CON LOS FONDOS BUITRE
La Presidenta aseguró que ese tipo de intervenciones demuestra que el multilateralismo está en crisis. Además, cuestionó el proteccionismo de las potencias.
Por David Cufré
Desde San Petersburgo
La relación entre el gobierno argentino y el de Estados Unidos se tensó como hacía tiempo no pasaba. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner descargó ayer desde esta ciudad duras críticas a la administración de Barack Obama. Ambos mandatarios apenas cruzaron un saludo protocolar cuando se vieron en las sesiones del G-20. El malestar argentino, expresado por la jefa de Estado, mostró varios componentes. “Se llenan la boca hablando de libre comercio y después hacen todo lo contrario”, se quejó, tanto en referencia a Estados Unidos como a Europa. “El multilateralismo está en crisis. A veces parece nada más una ficción”, agregó, y ahí sí el único blanco fue la Casa Blanca, por dos razones: su comportamiento en relación con la crisis en Siria, donde “el Congreso decide sin importar lo que digan las Naciones Unidas”, y por el bloqueo que ejerció ese país a la intervención del FMI en favor de la Argentina en el juicio de los fondos buitre. Finalmente, CFK también protestó por la negativa de Washington a que se incluyera una condena a esos fondos especulativos en el documento final de la cumbre en San Petersburgo.
Todos esos reproches acumulados en dos días muestran un distanciamiento de Estados Unidos como no se daba desde febrero de 2011, cuando tuvo lugar el episodio de la valija que secuestró el canciller Héctor Timerman de un avión militar que traía material para ejercicios conjuntos. De esa controversia se salió recién en noviembre de ese año, con la reunión bilateral que mantuvieron CFK y Obama en la cumbre del G-20 en Cannes. Allí habían quedado en mantener abierto un canal de diálogo permanente entre ambos jefes de Estado. Sin embargo, en el último tiempo se produjeron varios roces sin que existieran apelaciones a ese recurso. A diferencia de lo que ocurrió con el líder norteamericano, Cristina Kirchner tuvo ayer un día intenso de vinculación con las potencias que componen los Brics. Mantuvo una reunión de media hora con el presidente chino, Xi Jinping, en la que firmó acuerdos para consolidar la relación y le agradeció su apoyo en Malvinas (ver página 4) y compartió una larga caminata con el presidente ruso, Vladimir Putin, rumbo a la cena del G-20, televisada en vivo durante más de cinco minutos. Esa charla se completará hoy en una entrevista cara a cara. Por último, CFK también se reunirá antes de volver a Buenos Aires con los mandatarios de India y Sudáfrica, otros dos miembros de los Brics.
El día había empezado para Cristina con el encuentro con Xi Jinping. Luego recibió en su residencia en esta ciudad al próximo titular de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Roberto Azevedo, y tras ello accedió a una conferencia de media hora con la prensa argentina. Uno de los temas que surgieron allí tuvo que ver con la cuestión comercial.
–La Unión Europea emitió un documento muy crítico sobre el supuesto proteccionismo de Argentina, Brasil y otros países emergentes, ¿cuál es su opinión? –preguntó Página/12.
–Muchas veces esos documentos parecen un ejercicio de cinismo. No hay mayor proteccionismo que el de los países desarrollados. Las declamadas aperturas de sus economías no son tal. Nosotros todavía estamos esperando que Estados Unidos nos abra el mercado para las exportaciones de carne y limones –contestó la Presidenta, apuntando no sólo a la Unión Europea.
–¿Discutieron el documento de la UE con Azevedo? –insistió este diario.
–Sí, lo hablamos. El tiene una posición que nos parece bien. Dijo que tiene que haber razonabilidad en las negociaciones entre los países desarrollados y los emergentes. De eso depende que las conversaciones terminen en éxito o fracaso. Nosotros propusimos que la OMC constituya parámetros objetivos para determinar si existe proteccionismo o no. Por ejemplo, que un organismo objetivo, científico, compruebe si la carne y los limones que queremos exportar a Estados Unidos tienen bacterias o no, porque si no las hay va a quedar claro que lo que hacen es imponer barreras paraarancelarias. Se llenan la boca hablando de libre comercio y después hacen exactamente lo contrario –arremetió la jefa de Estado.
La cuestión comercial es clave en el esquema económico argentino. Es la principal fuente de dólares para atender la demanda de los sectores industriales que necesitan importar insumos para la producción. Y también para responder a los pedidos de los turistas argentinos que vacacionan cada vez más fuera del país, a pesar de las restricciones. Pero sobre todo esas divisas las necesita el Estado para cumplir con los pagos de la deuda y para solventar las importaciones de energía. De allí que hace más de cuatro años el Gobierno aplica una estricta política de administración de las importaciones. Justamente eso es lo que intenta voltear la Unión Europea. Los países del Viejo Continente ejercen presión para terminar con las restricciones a sus envíos de mercaderías, en un contexto de crisis económica y excedentes de producción que pretenden colocar fronteras afuera. Allí está dada la pulseada. Cristina Kirchner dejó claro que no piensa ceder.
En ese punto, la Presidenta sumó otra reflexión: “Tenemos que reconocer que los países desarrollados tienen la virtud de ponerse de acuerdo entre ellos, mientras nosotros no tenemos una estrategia común para defender nuestros intereses. Los desafío a que encuentren en algún diario francés, en Le Monde o Le Figaro, algún artículo que cuestione los millonarios subsidios agrícolas que les dan a sus productores. En cambio, muchos de nuestros medios de comunicación nos acusan de proteccionistas, y eso después sirve de base a las denuncias que nos hacen en la OMC”, se lamentó.
Las conversaciones de CFK con Azevedo se prolongaron más de media hora. Argentina apoyó su designación en la OMC, adonde asumirá el próximo lunes. Más allá de la cuestión comercial, CFK hizo una evaluación crítica de cómo están funcionando las principales instituciones que definen, o deberían definir, el orden internacional. Y allí otra vez puso el acento en Estados Unidos. “El multilateralismo está en crisis. A veces parece nada más que una ficción. Eso se está haciendo trágicamente evidente estos días con el tema Siria. Todos reclamamos que actúe el Consejo de Seguridad o el plenario de Naciones Unidas, pero finalmente decide el Congreso de Estados Unidos”, objetó. “Lo mismo pasa con la reestructuración de la deuda. Hicimos una negociación con el 93 por ciento de los acreedores, pero al final va a decidir la Corte Suprema de Estados Unidos”, comparó. Y agregó otro ejemplo: “El FMI iba a apoyar la posición argentina en la pelea con los fondos buitre y a último momento el gobierno de Estados Unidos se lo impidió”. “Entonces no funcionan las Naciones Unidas, no funciona el FMI, no funciona la OMC. Lo que tenemos que plantear los dirigentes es si estamos dispuestos a sostener el multilateralismo como un medio para solucionar conflictos o estamos ante una ficción que aplica el multilateralismo cuando le es favorable a las grandes potencias, y cuando no les sirve toman las armas y deciden por las suyas”, completó, en otra referencia evidente a Washington.
A lo largo de la charla de ayer con la prensa argentina y en las declaraciones del día previo, Cristina Fernández descargó fuertes críticas al gobierno de Obama. La última no fue ante periodistas sino en el plenario del G-20. Allí recordó en tono elogioso el discurso que había dado Obama en el Congreso a poco de asumir la presidencia. Había denunciado que en un solo edificio de las Islas Caiman estaban radicadas 12 mil empresas, en una muestra de la utilización de esa estructura financiera para evadir el pago de impuestos. La mención no fue inocente. Ahora Obama ya no es tan osado en su crítica a las “guaridas fiscales”.
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