Desde Roma

“Algunos se han sorprendido con esta decisión”, declaró Silvio Berlusconi a la cadena de televisión Teleroma 56, “pero es mucho más interesante para nosotros ocuparnos de infraestructuras y transportes que de los homosexuales”. Esa es la respuesta de Berlusconi, primer ministro in pectore, a su antecesor, Romano Prodi, quien le había criticado por haber negociado con la Comisión Europea, sin consultarle, un enroque entre el comisario italiano de Justicia, Interior y Seguridad Franco Frattini y el francés Jacques Barrot, que hasta ahora ocupa la cartera de Transportes.

Las palabras se refieren, probablemente, a la negativa del Parlamento Europeo a aprobar el nombramiento de Rocco Buttiglione, propuesto en 2004 por Berlusconi para comisario europeo de Justicia, y que fue rechazado por la Eurocámara por mantener posiciones homofóbicas. La discreta negociación entre Berlusconi y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Duro Barroso, parece un movimiento hábil. La prioridad del nuevo gobierno es salvar a toda costa su arruinada compañía aérea de bandera, Alitalia, y construir las grandes infraestructuras que la izquierda decidió frenar para contener las cuentas públicas, entre ellas el puente sobre el Estrecho de Messina, varios grandes puertos y trenes de alta velocidad, en particular la línea Lyon-Turín. Alitalia es el problema principal.

Ryanair presentó ayer un recurso en Bruselas contra el préstamo de 300 millones concedido a la compañía pública vía consejo de ministros extraordinario y lo calificó de “ayuda de Estado ilegal”. La UE reclamó a Italia que aclare las condiciones. El Gobierno dijo que responderá en diez días. Berlusconi tratará de convencer a Bruselas de que ha bombeado dinero público por meras “razones de orden público”, para evitar como sea la quiebra de Alitalia. Según revela la prensa italiana, Il Cavaliere ha visualizado así la magnitud de la tragedia: “Los sindicatos paralizarían el país, tomarían las calles y luego marcharían hacia el Palacio Chiggi”.

Las voces críticas y las advertencias al gobierno no nato (que debe tomar posesión la semana próxima) empiezan a llegar desde ángulos distintos. Desde Nueva York, un portavoz del Fondo Monetario Internacional recordó ayer a Berlusconi que necesita tomar “acciones rápidas” desde el punto de vista fiscal para “salvaguardar” los ingresos alcanzados en 2007, además de acometer reformas estructurales si quiere relanzar la economía y “seguir consolidando el balance”.

Y no es todo: desde el Quirinale, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, abrió las conmemoraciones del Día de la Liberación, que se festejó ayer, con un mensaje cargado de significados en el que alienta a los jóvenes a “oponerse a los nuevos autoritarismos e integrismos”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.