Luiz Inácio Lula da Silva alejó temporariamente a la cúpula de los servicios secretos por un caso de escuchas. El presidente de Brasil decidió suspender en el cargo a la dirección de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN), acusada de interceptar clandestinamente los teléfonos del presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Gilmar Mendes, y de otras autoridades.

Se trata de la primera “medida severa” anunciada por el mandatario, después de que la revista Veja denunciara este fin de semana que el máximo órgano del Poder Judicial, así como varios senadores y altos funcionarios de la Presidencia, fueron víctimas de escuchas telefónicas secretas, realizadas por agentes de la ABIN, juntamente con funcionarios de la Policía Federal.

Lula también determinó que el Ministerio Público (Fiscalía) y la Policía Federal inicien investigaciones internas sobre las denuncias. Las medidas las tomó luego de reunirse ayer con varios ministros, entre ellos, el de Justicia, Tarso Genro; el de Defensa, Nelson Jobim, y con el jefe del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia, general Jorge Félix, quien será llamado a declarar ante una comisión parlamentaria de investigación (CPI).

La principal evidencia de la denuncia hecha por Veja es la grabación de un diálogo entre Mendes y el senador opositor Demóstenes Torres, que fue entregada a la revista bajo condición de anonimato por un funcionario de ABIN, quien dijo que la práctica de realizar escuchas clandestinas es casi una rutina en Brasilia. El contenido de la conversación fue confirmado tanto por Torres como por Mendes.

En tanto, los mayores partidos de oposición, los demócratas (DEM) y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), exigen el despido de toda la cúpula de la ABIN y amenazan con llegar a pedir el desafuero del presidente Lula por delito de responsabilidad.