Por primera vez un presidente turco visitó Armenia y lo recibieron con abucheos y protestas. Como los dos países no mantienen relaciones diplomáticas, Abdulá Gul aprovechó el partido de fútbol entre los dos seleccionados, por la clasificación para el próximo mundial, para intentar un primer acercamiento con su par armenio, Serge Sarkizian. Vieron el partido juntos, detrás de un vidrio antibalas, mientras todo el estadio los chiflaba y les recordaba los miles de armenios que murieron durante el genocidio de 1915, que Turquía sigue negando. “Creo que mi visita fue fructífera y permite tener esperanzas para el futuro”, afirmó Gul anoche de vuelta en Ankara.

Aunque Sarkizian declaró estar dispuesto a “mejorar las relaciones bilaterales”, miles de armenios dejaron bien en claro que todavía es muy pronto para hablar de una reconciliación. “Estamos aquí porque queremos decirle al mundo entero que no olvidamos el genocidio de 1915. No diremos a Gul ni a cualquier otro turco que son bienvenidos mientras no hayan reconocido el genocidio”, aseguró Bardassar Akhpar, una de las manifestantes que ayer se unieron a una cadena humana de 15 kilómetros alrededor del aeropuerto para protestar contra la llegada de Gul.

Se estima que más de un millón y medio de armenios fueron asesinados a manos de las fuerzas turcas entre 1915 y 1917, y otros cientos de miles fueron desplazados de sus hogares.