Viernes, 26 de diciembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › HUBO GOLPE MILITAR TRAS LA MUERTE DE UN VIEJO DICTADOR
Cuatro días luego del golpe de Estado que sucediera a la muerte del antiguo dictador Lansana Conté, un capitán del ejército le ordenó por radio al primer ministro y su gabinete que se entreguen y así lo hicieron.
Por Daniel Howden *
Las multitudes de la pequeña y empobrecida Guinea aclamaron a Moussa Dadis Camara, un joven oficial del ejército, como su nuevo presidente. Cuatro días luego del golpe de Estado que sucediera a la muerte del antiguo dictador Lansana Conté, los militares golpistas no encuentran oposición alguna en este estado del Africa occidental. La autoridad de la Junta parece afirmarse cada vez más, luego de que prominentes figuras del antiguo gobierno se entregaran el 24 de este mes en unidades del ejército.
Ubicado en la franja media de la costa atlántica de Africa, al sur de Senegal, al momento de su independencia, en 1958, Guinea era un país productor y exportador de alimentos. Hoy, sus casi diez millones de habitantes se encuentran entre los más pobres del mundo.
Moussa Dadis Camara es un joven capitán que fue el portavoz del movimiento insurreccional dando la noticia del golpe horas después de que se confirmara la muerte del antiguo presidente. Ahora se nombró a sí mismo como el nuevo líder de su país. El miércoles por la mañana había advertido por radio al ahora ex primer ministro y otros funcionarios depuestos por la sublevación que debían entregarse. “Si mañana por la mañana no se han rendido, los buscaremos por todo el país hasta encontrarlos”, dijo el militar por cadena nacional.
La respuesta no se hizo esperar. Ahmed Tidiane Souare, primer ministro que se encontraba prófugo desde el martes, declaró a la radio pocas horas después, desde un lugar desconocido, “estoy a disposición” del nuevo autoproclamado presidente de Guinea. Según fuentes locales, todos los miembros del antiguo gobierno siguieron sus pasos, entregándose en dependencias militares. “Los tenemos a todos”, confirmó una fuente de la policía de Conakry, capital del país.
La Junta ya ha modificado sus planes originales de llamar a elecciones en un plazo de 60 días y así entregar el poder a los civiles. Actualmente, los militares se han dado un plazo de dos años para convocar a la población a las urnas. Las próximas elecciones se realizarían, de respetarse los plazos, en diciembre de 2010.
El golpe ha sido condenado universalmente. Tanto la Unión Europea como los Estados Unidos y la ONU, junto a la Unión Africana, han unido sus reclamos en rechazo al reciente quiebre democrático, llamando a un rápido establecimiento de un orden constitucional en el país africano.
El líder del Parlamento, Aboubacar Sompare, quien según la Constitución de Guinea debería estar a cargo del gobierno, ha pedido ayuda a la comunidad internacional en varias ocasiones a fin de evitar el éxito de los golpistas. Sin embargo, las reacciones no han sido contundentes en ese sentido. Es más, sobre el terreno no son pocos los que afirman que la Junta goza de amplio apoyo popular. Tal es así que el miércoles de esta semana, cuando se encontraba realizando una recorrida triunfal por la capital del país, el capitán Camara, ahora presidente, fue vivado y aclamado por multitudes al grito de “Obama Junior, Obama Junior”.
“Sompare es una continuación de Lansana Conté”, afirma Cozy Haba, un habitante de la capital. “Reconozco que al apoyar a Camara estamos apostando por lo desconocido. El punto es que, al menos para mí, eso es mejor que apoyar a Sompare, a quien conozco demasiado bien”, añadió.
A pesar de tener más de la mitad de las reservas mundiales de bauxita –materia prima del aluminio–, así como importantes yacimientos de hierro y buenas tierras para el cultivo, la mayor parte de la gente vive en esta ex colonia francesa con menos de un dólar por día.
El difunto presidente Conté enfrentaba alzamientos cada vez más frecuentes entre la población, a quien reprimía invariablemente, provocando víctimas fatales todas las semanas. El dictador era sólo el segundo presidente que conoció Guinea desde su independencia, en 1958. Fumador empedernido y diabético, hacía años que el viejo autócrata tenía serios problemas de salud. Conté se hizo del poder a través de un sangriento golpe de Estado tras la muerte del líder y padre de la independencia, Ahmed Seko Toure. Tanto su gobierno como el de su predecesor estuvieron marcados por la paranoia, la corrupción y unas condiciones de vida que en general no hicieron sino descender. En esta región del continente, muchos llamaban al anciano dictador “el Mugabe del Africa Occidental”, en referencia al viejo líder que todavía se perpetúa en el poder en Zimbabwe.
El viejo dictador murió el pasado lunes 22 de diciembre. A pesar de que el Islam ordena enterrar a los muertos en un plazo no mayor a las 24 horas, el funeral todavía no tuvo lugar. El Consejo Nacional para la Democracia y el Desarrollo (CNDD), nombre que se dio a sí misma la Junta militar, ha prometido, sin embargo, “una ceremonia grandiosa” para honrar los restos del viejo líder.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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