Viernes, 11 de diciembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › OPINION
Por Fidel Castro *
El presidente de Estados Unidos no dice una palabra de los cientos de miles de personas, incluidos niños y ancianos inocentes, que han muerto en Irak y Afganistán y los millones de iraquíes y afganos que sufren las consecuencias de la guerra, sin responsabilidad alguna con los hechos ocurridos en Nueva York. La frase con que concluye su discurso: Dios bendiga a Estados Unidos, más que un deseo, parecía una orden al cielo.
¿Por qué Obama aceptó el Premio Nobel de la Paz cuando ya tenía decidido llevar la guerra en Afganistán hasta las últimas consecuencias? No estaba obligado a un acto cínico.
El problema ahora de Obama y sus aliados más ricos es que el planeta que dominan con puño de hierro se les está deshaciendo entre las manos.
Es bien conocido el crimen cometido por Bush contra la humanidad ignorando el Protocolo de Kioto y dejando de hacer durante diez años lo que debió hacerse desde mucho antes. Obama no es ignorante; conoce, como conocía Gore, el grave peligro que amenaza a todos, pero vacila y se muestra débil frente a la oligarquía irresponsable y ciega de ese país. No actúa como un Lincoln, para resolver el problema de la esclavitud y mantener la integridad nacional en 1861, o como un Roosevelt, frente a la crisis económica y el fascismo. El martes lanzó una tímida piedra en las revueltas aguas de la opinión internacional: la administradora de la EPA (Agencia de Protección Ambiental) Lisa Jackson declaró que las amenazas para la salud pública y el bienestar del pueblo de Estados Unidos que significa el calentamiento global le permiten a Obama adoptar medidas sin contar con el Congreso.
Ninguna de las guerras que han tenido lugar en la historia significan un peligro mayor.
Las naciones más ricas tratarán de lanzar sobre las más pobres el peso de la carga para salvar la especie humana. Debe exigírseles el máximo de sacrificio a los más ricos, un máximo de racionalidad para el empleo de los recursos y un máximo de justicia para la especie humana.
Es probable que, en Copenhague, lo más que se logre sea un mínimo de tiempo para alcanzar un acuerdo vinculante que sirva realmente para buscar soluciones. Si eso se logra, la Cumbre significaría, al menos, un modesto avance.
* Fragmentos de la reflexión del líder cubano extraídos de CubaDebate.com.
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