Cientos de jóvenes se enfrentaron ayer violentamente a la policía en Atenas durante una manifestación contra el nuevo paquete de recortes que ultima el gobierno. Por segunda vez en tres semanas y en coincidencia con la cumbre europea que se reúne en Bruselas, los trabajadores, desocupados y pensionados griegos, llevando al frente a los dirigentes sindicales, se manifestaron ayer en Grecia en protesta contra el nuevo paquete de ajuste pedido por los acreedores internacionales a este país a cambio de ayuda por 13.500 millones de euros.

Un manifestante de 66 años murió en el hospital a consecuencia de un ataque al corazón, después de que la policía lanzara gas lacrimógeno para dispersar al grupo, mientras decenas de miles de personas marchaban en el segundo día de huelga nacional en menos de un mes por las medidas de ajuste que negocia el gobierno con los acreedores internacionales. Al menos otras dos o tres personas resultaron heridas. Decenas de personas huyeron por las calles adyacentes, presas del pánico.

Los ciudadanos se concentraron bajo carteles que rezaban “¿Nos escuchan? ¡Ya no podemos afrontar más austeridad!”. Empleados públicos y jubilados afectados por los ajustes del año pasado engrosaban la marcha, pero la mayoría eran desempleados y estudiantes.

Con un desempleo que supera el 25 por ciento, el gobierno de Grecia propuso nuevos ajustes por valor de 13.500 millones de euros que incluyen subas de impuestos, recortes de salarios y jubilaciones y reformas laborales. El paquete debe ser presentado aún a la troika de acreedores, formada por la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), los que representan los intereses de la banca acreedora, fundamentalmente la de Alemania y Francia.

La huelga de ayer a nivel nacional, la cuarta desde el inicio del 2012 y proclamada por los dos mayores sindicatos griegos –GSEE y Adedy–, que agrupan respectivamente a los empleados del sector privado y a los del público, cuenta con la adhesión de los profesionales independientes, los comerciantes, los empleados de bancos y de los entes previsionales, los empleados de las empresas con participación estatal y los marítimos. Los médicos sólo atienden casos de urgencia.

El transporte por ferry a las islas del Egeo se encontraba totalmente paralizado, según la televisión estatal, y también hicieron huelga los empleados de ferrocarriles, salvo los trenes urbanos, que facilitaban el acceso a las manifestaciones. Debido a las tres horas de paro de los controladores aéreos, las aerolíneas anularon numerosos vuelos internos. Otros partieron con considerable retraso. También se plegaron a la huelga durante nueve horas los taxistas y los museos y sitios arqueológicos permanecieron cerrados.

El nuevo recorte ya habría sido acordado entre los partidos que forman la coalición de gobierno y sólo falta el visto bueno de la troika. Los sindicatos creen que incluirá una rebaja de los salarios de entre un seis y un 20 por ciento. Los jubilados dejarían de percibir 4900 millones de euros debido a los ajustes. Por ejemplo, se elimina el aguinaldo de Navidad, que ya había sido recortado de un salario mensual a un importe de 400 euros. Unos 15.000 funcionarios serán jubilados anticipadamente y hasta que lleguen a la edad jubilatoria recibirán sólo el 60 por ciento de su último sueldo. En el sistema de salud se ahorrarán 1500 millones de euros. Los pacientes tendrán que pagar más por los medicamentos. Muchos hospitales se cerrarán y otros se fusionarán.

Hubo manifestaciones en todo el país, y en Atenas la protesta tuvo dos actos separados: uno a las 11 en la plaza Pediou tou Areos, organizado por GSEE y Adedy, y otro a las 10.30 en la central plaza Omonia, convocado por el PAME, el sindicato cercano al Partido Comunista griego.