Domingo, 23 de marzo de 2014 | Hoy
EL MUNDO › MILES DE PERSONAS SALIERON A LA CALLE. NO QUEDO CLARO SI A FAVOR O EN CONTRA
La principal demanda de esta movilización apunta a la creación de una Constitución que asegure los derechos de todas las personas a través de la Asamblea Constituyente. Los organizadores dijeron: “No apoyamos ningún programa”.
Por Christian Palma
Desde Santiago
En la tarde de ayer se realizó la primera marcha masiva desde que Michelle Bachelet se instalara al frente del gobierno de Chile el pasado 11 de marzo. La movilización fue convocada por unas 40 organizaciones que quisieron visibilizar sus demandas, algunas de ellas fuera de la agenda legislativa de la doctora socialista. Pese a los 33 grados de calor que se sintieron en la tarde sabatina, fueron miles los que salieron a las calles a decir aquí estamos y que, finalmente –a pesar del reclamo de los vecinos–, llegaron hasta el escenario dispuesto en el “progre” Parque Forestal en pleno centro capitalino. Según distintos medios, la manifestación convocó entre 90 mil y 140 mil personas.
Sin embargo, la masividad estuvo lejos de parecerse a las multitudinarias convocatorias surgidas en la anterior administración liderada por el derechista Sebastián Piñera, cuyo gobierno debió soportar y enfrentar diversas marchas, algunas de ellas históricas por la cantidad de gente protestando y por los temas como la educación y demandas sociales que se instalaron en el debate.
Una respuesta a este hecho la dio la propia Michelle Bachelet, quien un día después de asumir respondió con viveza (pensada o no, nunca se sabrá) ante lo que esperaba de esta primera marcha: “Me imagino que la idea es apoyar nuestras reformas”. Con esa sencilla frase, echó por tierra cualquier atisbo de protesta y encauzó la movilización a favor de su plan que incluye diversas reformas económicas y políticas.
Desde un principio quedó claro que sería una marcha “blanda”, en la jerga chilena, por más que los organizadores dijeran que “no apoyamos ningún programa”. Tampoco se anotaron en la difusión ni aseguraron su participación los representantes más significativos del movimiento social y el grueso de las organizaciones estudiantiles que antes salían con todo a las calles.
La dirigente Daniela López, que busca legalizar el aborto, sostuvo a los medios que, de a poco, fueron difundiendo la iniciativa por redes sociales y, en respuesta, otras agrupaciones se hicieron parte. López dice que se hace necesario movilizarse para que no se ignore a la ciudadanía en la toma de decisiones.
“Lo que acá dice la ciudadanía es que se avance a una nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente. Entendíamos que era un programa presidencial muy ambiguo y esperamos que cuando se legisle sobre el aborto, se tome en cuenta a las organizaciones y no se termine negociando entre cuatro paredes con el empresariado y la Iglesia”, dice.
El reconocido sociólogo de la Universidad de Chile Alberto Mayol planteó en el diario El Mostrador que la jugada de Bachelet fue efectiva, y que con sus palabras logró apagar la mecha del primer llamado a marcha. “La frase de Bachelet sobre la marcha, en relación con que era para apoyar su programa, es muy astuta, porque la deja sin peso, porque en general las marchas son para criticar a la autoridad. Los movimientos sociales operan como un movimiento de malestar y contradicción. La convocatoria aparece caduca cuando se dice que ésta no es una marcha contra el gobierno, sino que es a favor de ciertas posturas programáticas. Las marchas existen porque existe un objetivo común y un principio de organización basado en un conflicto”, dice Mayol.
Cuando la Confech definió no sumarse a la convocatoria, este fue un factor que pesó en la decisión, según comentó en el mismo medio una dirigente de los universitarios: “Creemos correcta la posición Confech en el contexto de que la Nueva Mayoría intenta desvirtuar el contenido de esta movilización. Las movilizaciones no son para apoyar el programa de Nueva Mayoría, sino para marcar las diferencias entre movimiento social y nuevo gobierno”.
Con todo, la principal demanda de esta movilización apunta a la creación de una Constitución que asegure los derechos de todas las personas a través de la Asamblea Constituyente, la autodeterminación de los pueblos indígenas, educación gratuita y de calidad, un Estado laico, derechos de los inmigrantes, matrimonio igualitario con adopción de hijos, un medioambiente libre de contaminación, buen trato a los animales, participación ciudadana, aborto terapéutico y una nueva política de drogas, entre otras.
“Esta marcha no es a favor ni en contra del gobierno ni del Congreso nacional, cuyas autoridades recién asumieron. Es una marcha por nuestros derechos, que quiere mostrar la capacidad de movilización ciudadana por causas que hacen bien al país”, afirmó a través de un comunicado el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), uno de los organizadores de la actividad.
En la agrupación explicaron que “es una marcha de unidad de los movimientos sociales y de paz, que aglutina tantas demandas y propuestas como organizaciones convocan”. “Se trata de demandas que son deudas desde la recuperación de la democracia y sobre las cuales queremos potenciar el debate, en forma pacífica, alegre y familiar”, señaló.
Habrá que esperar cómo avanza el gobierno de Bachelet en cumplir la meta autoimpuesta de las 50 medidas en sus primeros cien días de gobierno. De no lograrlo, lo más seguro es que las calles volverán a ser un escenario de grandes convocatorias y protestas tal como lo vivió su antecesor en La Moneda.
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