El mismo día que murió uno de los heridos en la serie de recientes ataques y atropellos en Nantes, Joué-lès-Tours, y Dijon, el presidente de Francia, François Hollande, pidió ayer no entrar en pánico y descartó que los incidentes estén vinculados entre sí o con el terrorismo. Sin embargo, decidió reforzar el número de patrullas militares en todo el territorio.

La procuradora de la república francesa, Brigitte Lamy, anunció que un hombre de 25 años herido el lunes en Nantes –que la oficina de prensa presidencial ya había informado que se encontraba en muerte clínica– falleció ayer por un traumatismo de cráneo y agregó que se había iniciado una investigación por asesinato y tentativa de asesinato. Lamy reiteró que la salud del atacante, un jardinero de 37 años cuyo nombre se mantiene en reserva, se habría venido deteriorando en las últimas semanas. Se le detectaron “problemas de alcoholismo” y no le habían asignado “propósitos o connotaciones religiosas” al ataque. Hollande calificó la serie de incidentes –el último de ellos, el de Nantes, donde diez personas resultaron heridas por un hombre que estrelló su camioneta contra un puesto del mercado de Navidad– como “graves y preocupantes”, pero insistió en que los mismos “no tienen relación entre sí”. El hecho se produjo en un clima de tensión en Francia, después de otros dos registrados en diversos puntos del país al grito de “Alá es grande” el pasado fin de semana. El primero se produjo el sábado en Joué-lès-Tours, a 250 kilómetros al sur de París, cuando el agresor, que acabó siendo abatido por las fuerzas del orden, entró con un cuchillo de cocina en la comisaría y agredió al agente que estaba en el mostrador de la recepción y a otros dos que acudieron en su ayuda. El segundo ataque fue cometido en Dijon, en el este de Francia, donde un individuo atropelló de forma voluntaria a 13 personas.