EL MUNDO › DESPUéS DE QUE EL BANCO CENTRAL EUROPEO ANUNCIARA QUE NO ACEPTARá CANJEAR DEUDA POR BONOS ESTATALES

Miles de griegos salen a defender a su gobierno

Entre gritos contra el chantaje y cánticos, los manifestantes coparon la céntrica plaza Syntagma, en Atenas, para apoyar al gobierno. Tsipras intentó frenar la corrida diciendo que los depósitos en bancos griegos están garantizados.

Alexis Tsipras intentó llevar tranquilidad ayer a los ahorristas helenos al anunciar que los depósitos no corren peligro. El primer ministro griego respondió así al Banco Central Europeo (BCE), entidad que anunció que no aceptará bajo ningún concepto los bonos griegos como garantía en sus operaciones de refinanciación porque no está claro si Grecia se acogerá a un nuevo programa de rescate. “Aseguramos que los depósitos en los bancos griegos están completamente garantizados”, salió a afirmar Tsipras, rápido de reflejos, en el discurso combativo que esbozó durante la primera reunión del grupo parlamentario de Syriza. La medida del organismo europeo supone que los bancos griegos no podrán recaudar dinero del BCE como hasta ahora, es decir, a una tasa del 0,05 por ciento, y lo deberán hacer a través del mecanismo urgente de provisión de liquidez, a un interés que ronda el 1,55 por ciento. Las solicitudes de solvencia se revisarán cada dos semanas. Entre gritos contra el chantaje y cánticos, miles de griegos coparon la céntrica plaza Syntagma, en Atenas, para apoyar al gobierno, en un momento donde la tensión con los socios europeos parece haber escalado a su máximo nivel desde la victoria de Syriza en las últimas elecciones.

El banco europeo fundamentó su decisión. Alegó que, en la actualidad, “no es posible prever la conclusión exitosa de la supervisión” del programa de reformas y ahorro de la economía griega. Con esta reacción del miembro de la troika –tríada que se completa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea (CE)–, a partir del 11 de febrero los bancos helenos podrán conseguir liquidez a través del Banco de Grecia, en el marco de la llamada Emergency Liquidity Assistance (ELA), que otorga créditos de urgencia pero a una tasa mayor.

A primera hora de ayer, el vocero del gobierno, Gavriil Sakelaridis, remarcó que no había motivo de preocupación pues no se trataba de otra cosa que de una presión política impulsada por parte del BCE dentro del proceso de negociación de Grecia con sus acreedores. “No chantajeamos pero tampoco dejamos que nos chantajeen”, dijo Sakelaridis en diálogo con la televisión privada Mega. El Ministerio de Finanzas destacó que la decisión del BCE no es producto de una evolución negativa en el sector financiero y se produce después de dos días de estabilización sustancial. Esa cartera señaló que el sistema bancario se mantendrá capitalizado y completamente protegido a través del mecanismo ELA.

“Esta decisión pone presión sobre el eurogrupo para proceder rápidamente a la conclusión de un nuevo acuerdo que sea en beneficio mutuo para Grecia y sus socios”, recalcó el ministerio en un comunicado. Algunos analistas interpretaron en diversos medios griegos y extranjeros que la resolución del BCE no debe tener efectos demasiado perjudiciales para el sistema bancario heleno. De hecho, la exposición de los institutos crediticios a la deuda pública se redujo sensiblemente desde 2012, hasta caer en torno de los 21.000 millones de euros, según datos del Banco de Grecia citados por los medios griegos.

Todo esto ocurrió en una jornada en la que se constituyó el Parlamento y el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, celebró la que probablemente fue la reunión más complicada de su periplo por las capitales europeas, con su colega alemán, Wolfgang Schëuble. En una rueda de prensa que compartieron, quedó patente la falta de sintonía entre ambos, y, aunque Schëuble habló de conversaciones fructíferas, sentenció: “Estamos de acuerdo en que disentimos”.

De nada sirvió que Tsipras y Varufakis insistan en que Atenas necesita una ayuda financiera que sirva de puente entre el final de la prórroga del rescate (que vence el 28 de febrero) y un acuerdo definitivo con los acreedores. Desde todas las capitales europeas se insiste en que Grecia debe presentar su programa y sus planes de financiación sin demasiada dilación. En el Parlamento heleno, Tsipras volvió a pedir tiempo a los socios de la Unión Europea y dijo que espera con mucho interés las propuestas de Alemania. “Hoy no hemos escuchado nada concreto”, aseguró sobre el encuentro en Berlín entre Schëuble y Varufakis.

La resolución del BCE de no aceptar los bonos helenos como garantía en sus operaciones de refinanciación y los infructuosos resultados que lograron tanto Tsipras como Varufakis en su gira europea fueron el detonante para que miles de personas hayan decidido mostrar su solidaridad con los nuevos gobernantes. “No vamos a ceder al chantaje de nuevo”, “El tiempo de que Grecia se arrodille y tenga gobiernos sumisos ha terminado” o “Merkel tiembla como una ramita” fueron algunos de los lemas más escuchados entre los 7000 manifestantes que se acercaron hasta plaza Syntagma, según cifras de la policía.

La convocatoria se gestó de forma espontánea a través de un evento en la red social Facebook, que horas después de su creación contaba con la participación de casi 3000 personas. “Estamos aquí para expresar nuestra solidaridad con el gobierno. Desde el 25 de enero es el pueblo el que toma las decisiones en Grecia”, dijo Dimitris, antes de estacionar su bicicleta frente al Parlamento, donde, desde hace poco más de una semana, ya no existen vallas que corten el paso.

La enfermera de 52 años supo de la convocatoria por la radio y no dudó en acercarse; está indignada ante la decisión del BCE, no porque tema por sus ahorros, “ya no tengo nada que perder”, dijo, sino porque le parece que es una falta de respeto a la elección del pueblo griego. Mientras de fondo se escuchaba la canción “Cuando el cielo se abra”, un símbolo para los opositores de la época de la Dictadura de los Coroneles, Dimitris señaló que sólo espera de las negociaciones que les den esperanza a los jóvenes para que puedan encaminar su futuro.

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“Los europeos no serán sobornados, resistiremos”, dice el cartel de apoyo al gobierno de Tsipras ayer frente al Parlamento.
Imagen: AFP
 
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