El ejército iraquí reanudó ayer una gran operación militar para retomar la ciudad de Tikrit de manos de Estado Islámico tras dos días de ataques aéreos de la coalición para debilitar las posiciones jihadistas y el fracaso, según el Pentágono, de la estrategia iraní para recuperar la ciudad, que desembocó en la retirada de las milicias apoyadas por Irán que contribuían en la lucha contra los islamistas. La fuerza de ataque consta de 4000 efectivos entre soldados iraquíes y voluntarios chiítas, según informó el portavoz militar del Pentágono, coronel Steve Warren, que consideró que el despliegue “ofrece el suficiente poder de combate para terminar el trabajo”.

Sin embargo, según el Pentágono, todavía hay cientos de milicianos de Estado Islámico concentrados en el centro de la ciudad que resisten los ataques de la coalición y del ejército iraquí a casi un mes después del inicio de lo que se conoce como la Segunda Batalla de Tikrit –la capital de la provincia de Saladino, en el centro del país, y a sólo 140 kilómetros de Bagdad–, que comenzó el 2 de marzo. Tras 48 horas de ataques aéreos sobre posiciones islamistas, el ejército iraquí comenzó a maniobrar para entrar en la ciudad tras un paréntesis en el que las autoridades iraquíes rechazaron la ayuda de la coalición para atender las recomendaciones de asesores iraníes. “Los iraquíes compararon lo que les ofrecía Irán y los que les ofrecía la coalición y parece que tomaron una decisión”, dijo Warren.

Milicias afines a Irán, sin embargo, indicaron que los asesores iraníes diseñaron una estrategia exitosa contra Estado Islámico, que controla la ciudad desde el pasado mes de junio, y acusaron a Estados Unidos de querer apuntarse la victoria. “Estábamos perfectamente capacitados para rematar esta batalla por nosotros mismos, pero Estados Unidos hizo acto de presencia para usurpar esta gran victoria”, afirmó el portavoz de las milicias Kataib Hezbolá, Jaafar al Husseini.