EL MUNDO
La muerte deja de viajar en avión y se estaciona ante el subterráneo
Después del doble ataque de la semana pasada contra aviones rusos de pasajeros, el estallido de una bomba causó ayer 10 muertos y 51 heridos ante una estación de subte en Moscú. El presidente Vladimir Putin acusó a los chechenos, a Al Qaida y el terrorismo internacional.
Por Andrew Osborn*
Desde Moscú
Por lo menos 10 personas murieron ayer en Moscú cuando explotó una bomba afuera de una colmada estación de subterráneos en el norte de la capital, una semana después de que dos aviones de pasajeros estallaran en vuelo por un acto de terrorismo. 51 personas resultaron heridas con la explosión, que ocurrió a las 8 de la noche. Se informó que 16 estaban en condiciones críticas. Había niños pequeños entre los heridos. La policía dijo que la bomba parecía haber esparcido un arco mortal de tuercas y otros objetos de metal. Las Brigadas Islambuli, que reivindicaron la explosión de los aviones, también se adjudicaron la autoría del ataque de ayer.
Los investigadores dijeron que estaban sondeando el ataque con dos posibles escenarios. El primero era que la bomba hubiera sido dejada en un automóvil en un estacionamiento entre el subterráneo y un supermercado llamado Krestovsky. Los testigos informaron haber visto a un hombre estacionar su automóvil frente a la estación entre cinco a siete minutos antes de la explosión. La segunda teoría era que una “viuda negra” chechena suicida hubiera detonado un cinturón explosivo. Los pronunciamientos oficiales no dejaban lugar a duda acerca de que la explosión fue claramente un acto de terrorismo y la sospecha inmediatamente recayó sobre los rebeldes separatistas chechenos, que también son sospechados de haber hecho estallar los dos aviones la semana pasada.
El área de la explosión anoche era un enjambre de ambulancias, oficiales de policía y agentes de las fuerzas de seguridad FSB. Yuri Luzhkov, el alcalde de Moscú, corrió a la escena. La estación de subte Rijskaya fue cerrada temporariamente y el tránsito en la cercana Prospekt Mira, una importante arteria de Moscú, quedó paralizado mientras las sirenas ululaban a través de la ciudad. Alexander Cherkasov, un entrevistado en la estación de radio Ekho Mosvky en el momento de la explosión, dijo: “Estamos viviendo en un país en guerra. Hemos tratado de olvidarlo y pretender que la situación es normal”. Otro consultado culpó a la política rusa hacia la república separatista de Chechenia, que ha estado envuelta en una guerra de independencia durante la pasada década. “Todo lo que sucede en Rusia hoy es el resultado de la política del gobierno en el norte del Cáucaso”, dijo. “Es la única razón de la ola de terror que sacude a nuestro país.”
El presidente Vladimir Putin había dicho ayer que la atrocidad de la semana pasada probaba que los rebeldes chechenos tenían relaciones con el terrorismo internacional. “Es un hecho que las explosiones tuvieron lugar a bordo de dos aviones comerciales rusos”, dijo en una conferencia de prensa en conversaciones con los líderes de Alemania y Francia. “Si una organización terrorista se adjudica esto, y está ligada a Al Qaida, entonces esto confirma un vínculo entre ciertas fuerzas que operan en el territorio de Chechenia y el terrorismo internacional.” Anteriormente esta semana el diario Izvestia informó que las dos principales sospechosas de las explosiones de los aviones habían viajado a Moscú con otras dos “viudas negras”, sospechosas que estarían sueltas en la capital.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.