EL MUNDO › AUSTRALIA SIGUE CON BUSH POR LA PROSPERIDAD

¿Hay algo mejor que el dinero?

Fue un punto a favor de George W. El primer ministro John Howard lideró al gobierno conservador hacia una reelección inesperadamente amplia ayer en Australia, en las que la bonanza económica del país opacó las críticas por el apoyo a Estados Unidos en la guerra en Irak. La campaña electoral australiana ignoró enormemente a Irak y tuvo como eje cuestiones domésticas como la educación, la salud pública y las tasas de interés, un tema clave para millones de hogares. En su discurso tras confirmarse el triunfo de los conservadores, Howard, se refirió a su estrecha alianza con Washington en Irak y Afganistán, donde también se realizaron elecciones ayer. “Esa elección (en Afganistán) ha sido posible por el hecho de que un número de países, incluido Australia, estaba preparado para defender la democracia y luchar contra el terrorismo”, explicó.
Los australianos renovaron por cuarta vez consecutiva el mandato al primer ministro conservador, que ya lleva ocho años y medio en el gobierno, pese a las críticas a la guerra contra Irak, donde Australia mantiene un contingente de 850 militares. “Es realmente un éxito histórico para nuestros dos partidos” de la coalición liberal-nacional en el poder, dijo Howard, de 65 años, desde su comando electoral instalado en un hotel de Sydney. Tras declararse vencedor de las elecciones, balanceó que hubo un fuerte respaldo de la población a su política exterior. Howard ratificó en la campaña electoral, que su país seguirá participando de la ocupación militar de Irak junto a Estados Unidos y Gran Bretaña, y reafirmó su pertenencia a la alianza antiterrorista encabezada por Estados Unidos.
Su triunfo significa una ventaja para la Casa Blanca, luego de los acontecimientos de España, donde José María Aznar fue derrotado en marzo por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, quien inmediatamente retiró las tropas de Irak. Howard aseguró mantener a las tropas australianas en Irak “hasta que cumplan su trabajo”, mientras su rival laborista había anunciado en campaña el retiro de los militares antes de Navidad.
El candidato opositor, Mark Latham de 43 años, se hizo cargo del resurgido Partido Laborista hace apenas diez meses y obtuvo amplio apoyo estableciendo la agenda política, durante la mayor parte de las seis semanas que duró la campaña electoral. Ferviente activista surgido de la clase obrera de Sydney, tras reconocer su derrota, afirmó que continuará luchando y que intentará llegar al gobierno en 2007. “Mucha gente ha dicho que reforcé la oposición y, cuando la oposición es fuerte, la democracia australiana es mucho más sólida. Vamos a seguir haciéndolo en la próxima Legislatura. Haremos que el gobierno sea responsable de sus actos”, advirtió.
John Howard lanzó su campaña de reelección bajo el lema “¿Quién cree que mantendrá fuerte a la economía y protegerá nuestro estándar de vida? ¿Quién cree que mantendrá bajas los tipos de interés?”. De acuerdo con la revista The Economist, la economía australiana tiene el mejor desempeño de los países industrializados, con un crecimiento del cuatro por ciento anual y un desempleo del cinco por ciento anual. “Soy hijo de una pequeña empresa familiar. Siempre creí en los pequeños negocios. Son la sala de máquinas de esta economía”, declaró el primer ministro. Los ciudadanos confían en Howard para luchar contra la amenaza terrorista, después del atentado contra la Embajada de Australia en Yakarta, en el que murieron nueve personas el pasado 9 de septiembre.
Gerard Henderson, analista y director ejecutivo del “think tank” Sydney Institute, ha señalado que “la ideología importa poco en Australia”, y que lo que ocupa la mente del votante medio es “pagar la hipoteca, no pacificar Irak”.

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John Howard, premier australiano, festeja su victoria.
 
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