EL MUNDO
Habría más gobierno iraquí
Un compromiso entre sunnitas y chiítas sobre el manejo de la seguridad en Irak podría permitir la formación de un gobierno en el país en momentos en que el primer ministro saliente y candidato a su sucesión, Ibrahim Jaafari, recibe pedidos de su sector para que renuncie a postularse. Chiítas y sunnitas dieron un paso ayer hacia un gobierno de unidad nacional al reunirse y lograr un acuerdo sobre quién tendrá la responsabilidad de la seguridad en Irak, “manzana de la discordia” entre ambas confesiones. El acuerdo representa un compromiso entre los chiítas –favorables al control del comité por parte del jefe del gobierno– y sunnitas, proclives a dejarlo en manos de uno de los viceprimeros ministros de esta confesión. El 19 de marzo, un acuerdo de principio creó un consejo nacional de seguridad, encargado de los temas estratégicos, incluida la seguridad, y formado por 19 miembros. El comité deberá vigilar que las fuerzas de seguridad permanezcan “libres” de influencias confesionales y, siguiendo la reivindicación de los sunnitas, garantizar la participación en las mismas de todas las etnias y confesiones del país.