Oaxaca ya estaba ayer bajo el control de la Policía Federal. Camiones con cientos de efectivos de la policía seguían llegando durante la tarde a la capital del estado. El objetivo era llegar al Zócalo –plaza principal– y después de algunos intentos lo lograron. El saldo fue un joven de 15 años muerto y dos mujeres heridas, según denunciaron, por disparos de la policía. En el camino hubo algunos enfrentamientos con los miembros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Los choques fueron aislados porque los dirigentes de la APPO habían decidido replegarse ante el avance de los policías para evitar nuevas víctimas. “Se mantienen las barricadas, pero la orientación es no confrontarse de ninguna manera con la policía”, explicó Florentino López, portavoz de la APPO.

El primer enfrentamiento tuvo lugar en la ruta que comunica Ciudad de México con el sureño estado de Oaxaca. Unos mil manifestantes de la APPO se plantaron frente a 12 tanques hidrantes de la policía, sin permitirles avanzar. La oposición duró lo que tardó la policía en comenzar a lanzar chorros de agua para abrirse paso. Ya dentro del estado oaxaqueño, y especialmente dentro de la capital, se vivieron escenas similares cada vez que los camiones de la policía se encontraban con una barricada improvisada con gomas y palos. A pesar de la directiva de la APPO, cientos de manifestantes se organizaron para continuar demandando en la calle la renuncia del gobernador, Ulises Ruiz. “¡Ya cayó, ya cayó, Ulises ya cayó!”, era el coro que se escuchaba en las marchas que se dispersaban en el centro y la periferia de la ciudad.

La tensión se respiraba en el aire ayer en el centro histórico de la ciudad, en la que viven unas 600 mil personas. El conflicto comenzó, hace cinco meses, como un enfrentamiento entre los docentes y el gobierno estadual por mejoras laborales y salariales. Sin embargo, la represión del priísta Ruiz provocó la radicalización del movimiento docente, al que se le fueron sumando gran parte de las organizaciones sociales locales.

Las demandas ya no son solamente económicas, sino que ahora van por la cabeza del gobernador. Así lo demostró la APPO cuando aceptó las promesas económicas del presidente Vicente Fox y depuso el paro docente el jueves pasado.