Están a la vista. Unos tienen un distintivo con una bandera argentina y una N, que simboliza el no a la reelección; los otros, un sticker de una flecha azul que describe un giro hacia arriba sobre un fondo amarillo y representan al Frente Renovador. Tanto desde el oficialismo como desde la oposición se movilizaron cientos de remises a lo largo de la capital, que llevaban a las personas a votar. Autos, combis, camionetas y hasta colectivos fueron y vinieron durante toda la tarde, desde los centros donde estaban los punteros hasta las escuelas. Y de vuelta.

Las dos mesas estaban a menos de cien metros una de la otra. La primera tenía el SI escrito bien en alto sobre la carpa que cubría una computadora, donde tenían el registro del padrón. La segunda estaba dentro de un local, donde estaba estampada la foto del intendente de Posadas, Jorge Brignole. Los vecinos de Villa Cabello salían de los monoblocks derruidos y se acercaban alternativamente a una o a otra mesa.

“Nosotros a la gente que no tiene movilidad la llevamos a la escuela, esperamos y la traemos. En general, si votan por el sí vienen acá. Si son del no, se juntan de ese otro lado”, explica con llaneza Mario, un puntero de Rovira, mientras toma un mate. Tres remises esperan desde temprano para arrimar a los votantes hasta las escuelas. “Nuestros autos están cinco a uno con los del FUD”, se vanagloria Mario. Se acerca Paula, con su hijita Milagros en brazos. Ambas son morochas y muy flacas. Teclean su nombre en la computadora y aparece la mesa y la escuela en la que debe votar. “Lo voto a Rovira porque tenemos hospital gratis para mi marido, ahora cobramos en fecha, además se están haciendo muchas obras”, explica.

“Los de Rovira tendrán más autos porque tienen más plata”, opina Ramona, mientras le anota la dirección donde vota a Graciela, que es maestra de EGB. “Cuando terminó su ciclo se tiene que ir Rovira. Históricamente, los que intenta perpetuarse en el poder terminan haciendo macanas”, sostiene. Por la calle, con el calor reinante a la tarde, alguna gente empezó directamente a hacerle dedo a los coches con el distintivo que fuera para evitar tener que caminar hasta la escuela.