EL MUNDO › TRAS LA VICTORIA DE LULA EL BLOQUE SUDAMERICANO ASPIRA A FORTALECERSE

Los aliados del Mercosur están de fiesta

 Por María Laura Carpineta

Pocas dudas caben de que el gobierno argentino y sus compañeros del Mercosur festejaron anoche con la victoria de su aliado, Luiz Inácio Lula da Silva. El presidente Néstor Kirchner, al igual que el recién ingresado Hugo Chávez, hicieron pública su simpatía por el líder petista durante la campaña presidencial brasileña. El interés de los vecinos no es fortuito. Ayer el país más importante de la región elegía entre el proyecto de “más Mercosur” de Lula y el de un Mercosur puramente económico de Geraldo Alckmin.

“El resultado es muy positivo para la Argentina”, concluyó el investigador del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), Fabián Calle, en diálogo con Página/12. El analista se mostró convencido de que la victoria de Lula facilitará el avance y el fortalecimiento del Mercosur. “Con Alckmin no sería muy diferente, pero primero se tendría que haber convencido del proyecto regional. Lula ya está convencido”, explicó el experto en relaciones internacionales. El propio Lula reafirmó ayer su compromiso con la región. “Nunca hubo tanta confianza política con la Argentina y el resto de los países del Mercosur,” afirmó el mandatario, horas después de conocerse su victoria.

Para Calle, sin embargo, es importante reconocer que hubiera sido inviable el cambio de norte que proponía Alckmin. “Una zona de libre comercio con Estados Unidos es materialmente inviable para Argentina y Brasil”, aseguró. Principalmente porque la gran potencia tiene una política proteccionista en aquellos sectores en los que los países del Mercosur son más competitivos. Pero lo cierto es que ningún presidente brasileño le había dado el impulso que le dio Lula desde el año 2000. Con su sola voluntad política, Brasilia comenzó a crear posibilidades para construir el escenario regional actual. El gigante sudamericano representa el 70 por ciento de la superficie y el 80 por ciento de la población del subcontinente. En el Mercosur, su peso también es sobredimensionado. Brasil aporta el 70 por ciento del PBI del bloque.

Algunos analistas advirtieron que el apoyo empresarial para Alckmin podría dejarle un menor margen de maniobra a Lula en su segundo mandato, a la hora de negociar eventuales concesiones a la industria argentina. Sin embargo, si algo ha demostrado la historia es que cuando hay voluntad política, todo es más simple. Para Calle, la decisión de Argentina y Brasil de permitir el ingreso de un actor de tan alto perfil –político y económico– como Venezuela, fue una señal de que finalmente habían dejado atrás su relación ambivalente. En otras palabras, si quieren que el bloque sirva como moderador y marco de contención de un país como Venezuela –y quizás en el futuro, de Bolivia– es porque han acordado fortalecer las instituciones.

Para eso, el Mercosur necesitará un liderazgo y un objetivo claro. Lula cuenta con cuatro años más para aceptar de una vez y por todas el rol de líder regional. Si lo hace teniendo en cuenta los intereses de su socio argentino, el Mercosur puede ganar un nuevo impulso en los próximos años.

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