Viernes, 13 de abril de 2007 | Hoy
EL MUNDO › DENUNCIO A LA CIA POR EL FALLIDO GOLPE DEL 2002
El presidente Hugo Chávez tomó ayer las riendas de los recordatorios por el quinto aniversario del breve y fallido golpe de Estado que intentó derrocarlo. Empezó con un largo discurso en cadena nacional a última hora del miércoles y continuó ayer con una recorrida por el centro militar en donde lo tuvieron detenido durante las 48 horas en las que parte de la antigua cúpula militar y el empresario Pedro Carmona controlaron el Palacio de Miraflores. “Llamo a los venezolanos a radicalizar nuestra revolución. Debemos alejarnos de las ideas de que la política es el arte de lo posible, o que hay que buscar el consenso, que si es posible hay que llegar a acuerdos”, instó Chávez en su discurso televisivo. “Nunca nos aceptarán, ni el imperio norteamericano ni la oligarquía criolla”, agregó.
El presidente venezolano también aprovechó sus apariciones para retomar los pedidos de justicia que se habían escuchado en distintos puntos de Caracas el miércoles. “¿Dónde están los culpables, dónde está la espada de la justicia?”, demandó Chávez. Paralelamente, la Fiscalía General acusó a cuatro soldados de la Guardia Nacional, el cuerpo que permaneció leal a Chávez durante el golpe, del asesinato de un dirigente sindical opositor. Johnny Palencia era uno de los miles de antichavistas que el 11 de abril de 2002 se habían sumado a la marcha de las principales organizaciones opositoras. Esta movilización terminó con los enfrentamientos entre chavistas y antichavistas a pasos de Miraflores. Esta violencia fue la antesala y la justificación del golpe.
Mientras las detenciones de estos guardias chavistas y el pedido de extradición de Carmona reavivaron las denuncias de impunidad, tanto de un lado como del otro, Chávez intentó centrar su discurso en la necesidad de desprenderse de los que no comparten su proyecto de país y de mirar por encima de las intrigas nacionales para identificar al verdadero enemigo, Estados Unidos. “Si alguno se siente incómodo con la premisa Patria, socialismo o muerte, que tramite su baja”, aseguró el presidente en una entrega de préstamos a militares en la base de Fuerte Tiuna, sede por demás simbólica, ya que Chávez pasó allí sus 48 horas de arresto.
Chávez dedicó gran parte de su discurso a denunciar la participación de Estados Unidos en el golpe de 2002 y a advertir que la Casa Blanca sigue atentando contra su gobierno. “El imperio norteamericano ni descansa ni descansará”, destacó el presidente. A continuación comenzó a leer un Manual del Golpe de Estado, supuestamente escrito por sociólogos y psicólogos estadounidenses a pedido de los servicios de inteligencia de esa potencia durante la Guerra Fría. Al repasar cada capítulo del manual –la búsqueda de un sector aliado en las Fuerzas Armadas, la utilización de gremios, sindicatos y grupos militantes opositores de las clases medias y la monopolización de la verdad mediática–, Chávez fue comparándolo con los sucesos previos y posteriores al golpe del 11 de abril de 2002, cuyo éxito duró sólo hasta el 13 de abril, cuando el líder venezolano retomó el poder gracias a la presión popular en las calles. “A quienes siguen acariciando la idea de matarme o de sacarme con un golpe de Estado les recuerdo que todo 11 tendrá su 13”, dijo sonriente el presidente.
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