Lunes, 17 de septiembre de 2007 | Hoy
El mandatario venezolano anticipó una cuestión clave de su visita a Brasil. Se prevé que también traten el Mercosur y el conflicto de Colombia. La relación bilateral tuvo altibajos.
Por Darío Pignotti
desde Brasilia
Lula y Chávez se estrecharán esta semana en un abrazo amazónico. Los presidentes de Brasil y Venezuela celebrarán una reunión el próximo jueves después del tironeo diplomático de junio pasado, detonado por la no renovación de la licencia al canal Radio Caracas de Televisión. La medida exaltó los ánimos de un grupo de senadores brasileños, para quienes las “afrentas a la libertad de expresión” de Caracas eran motivo suficiente para vetar el ingreso venezolano al Mercosur. Chávez replicó tildándolos de “loros del imperio”, la cancillería brasileña expresó su disgusto y finalmente el bolivariano decidió viajar a Rusia mientras Lula y los demás presidentes del bloque sudamericano se reunían en Paraguay. La del jueves será la primera reunión de Lula y Chávez desde entonces.
La cancillería brasileña aún no adelantó la agenda del encuentro, pero va de suyo que una cumbre de este porte no podrá eludir la adhesión de Venezuela al Mercosur. Su incorporación ya fue aprobada por los parlamentos argentino y uruguayo, restando el aval de las legislaturas brasileña y paraguaya. El Gasoducto del Sur será una de las cuestiones que estarán en la mesa de discusión anticipó ayer Chávez, en su programa “Aló Presidente”, después de lamentar que el tema esté demorado desde hace un año. El anuncio del venezolano ocurrió pocos días después de que Lula retomara otro proyecto binacional congelado durante dos años a pesar de las presiones chavistas: la refinería de petróleo Abreu de Lima, en Pernambuco, nordeste brasileño. La obra, que lleva el nombre de un militar brasileño que combatió junto a Simón Bolívar, podría ser financiada por las estatales Petrobras y Pdvsa.
La elección de Manaus, capital de Amazonas, como sede del encuentro guarda relación con el gasoducto, un emprendimiento que demandará inversiones de unos 20.000 millones de dólares hasta que sean concluidos los 8000 kilómetros de su trazado entre Venezuela y Argentina. Hasta la capital amazónica llegaría el primer tramo de la obra, cuyo impacto ambiental y su factibilidad económica son estudiados por un grupo de ingenieros de Petrobras y Pdvsa desde hace meses. Amazonas, el estado más extenso de Brasil con 1.577.000 kilómetros cuadrados, comparte más de 1600 kilómetros de frontera con Colombia.
Lula y Chávez probablemente volverán a analizar, como ya lo hicieron hace una semana telefónicamente, la situación en Colombia. El mandatario brasileño respalda las gestiones de su colega para facilitar la liberación de los rehenes en poder de los guerrilleros de las FARC.
La solución del conflicto armado en Colombia es una de las prioridades de política externa del Estado brasileño, advertido de la vulnerabilidad de sus fronteras amazónicas. Antes de embarcarse hacia Manaus, Lula, que mañana arribará a Brasil procedente de España, donde concluyó una gira europea de una semana, podría reunirse con el presidente del Senado, Renán Calheiros, envuelto en una serie de escándalos. Lula necesita de Calheiros, exculpado la semana pasada en una causa de corrupción, para mantener en pie la alianza con el centroderechista Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), pivote del gobierno de coalición.
Pero la continuidad del legislador, contra quien hay más denuncias, amenaza paralizar el Congreso e impedir la aprobación de la ley del cheque (CPFM, por su sigla portuguesa, que reporta a los cofres públicos unos 20 mil millones de dólares, parte de los cuales son destinados a las políticas sociales que han marcado la gestión del mandatario.
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