Lunes, 17 de septiembre de 2007 | Hoy
En reclamo de su libertad, Fernando Esteche y Raúl Lescano llevan 26 días sin comer en la cárcel de Ezeiza.
Por Adriana Meyer
Los dirigenes de la agrupación Quebracho, Fernando Esteche y Raúl “Boli” Lescano, llevan 26 días en huelga de hambre en el penal de Ezeiza en reclamo de su libertad. “La salud de ambos está desmejorando, sin que exista una respuesta oficial”, afirmó la organización en un comunicado. La semana pasada fueron visitados en la cárcel por miembros de organismos de derechos humanos, y hubo una clase pública por la liberación de todos los presos políticos, que suman diecisiete en el país. Entre ellos se encuentra el dirigente José Villalba, quien también reclama con un ayuno por su libertad y ya fue hospitalizado.
La abogada Liliana Mazea aseguró a Página/12 que Esteche “bajó doce kilos y tiene los síntomas derivados del ayuno como calambres y problemas en los riñones”. Según explicó la letrada, “sólo toman agua, ni siquiera caldo”. Y agregó: “Es una huelga alla Bobby Sands, pero esperemos que el gobierno no sea como (Margaret) Thatcher”, en alusión al militante republicano que en 1981 falleció tras 66 días de huelga de hambre.
Acusados de incendiar un local partidario capitalino del gobernador neuquino Jorge Sobisch, Esteche y Lescano “ya están notablemente más delgados, llevan adelgazados más de 10 kilos y eso empieza a sentirse en sus cuerpos”, informó la agrupación. “Están cansados, sufren de cefaleas” y “mientras tanto, el juzgado no quiere autorizar el ingreso del médico de parte y, si él no entra, deja de haber garantías de que su salud sea atendida correctamente”, añadió Quebracho. La organización advirtió que la “situación es urgente”, por lo que volvió a reiterar su reclamo al gobierno para que disponga la liberación de los dos dirigentes, que siguen en prisión por los incidentes ocurridos el 5 de marzo en la manifestación de repudio tras la muerte del docente Carlos Fuentealba. Esteche y Lescano fueron trasladados desde la cárcel de Marcos Paz, donde habrían tenido un altercado con Miguel Etchecolatz, mientras el represor “se paseaba” por el penal. La llave de su libertad la tiene la Cámara de Casación, tribunal ante el que fue apelado el rechazo a la excarcelación de ambos militantes.
Hace pocos días recibieron la visita de Marcelo Bagnati y Otilia Mongelos, del Instituto de Relaciones Ecuménicas; de Myriam Bregman, del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh); Raúl Domínguez, de Liberpueblo; Enrique Fukman, de la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos, y Liliana Mazea, de Fidela. El grupo constató que no gozan de privilegio alguno, como se difundió, sino que carecen de calefacción y de agua. Y hasta ahora la única respuesta del Servicio Penitenciario fue pesarlos todos los días y volcar esos datos en una planilla, según comentó Bregman a Página/12. “Los responsables de la muerte de Fuentealba están impunes y aquellos que se manifestaron repudiando este hecho están presos en un penal de máxima seguridad”, se quejó la abogada. La semana pasada hubo una marcha de Quebracho por su liberación. La Cátedra Che Guevara y el colectivo Amauta organizaron el martes pasado, en Callao y Corrientes, una clase pública por la liberación de todos los presos políticos, en la que participaron Néstor Kohan, Osvaldo Bayer, Vicente Zito Lema, Herman Schiller y Bregman.
Además de los presos de Quebracho, sigue detenido en la comisaría 1ª de Moreno el dirigente piquetero de Futradeyo, José Villalba. Lo encarcelaron el 26 de julio y el 31 de agosto comenzó una huelga de hambre. Lo acusan de extorsión, pero los organismos de derechos humanos sostienen que es una “causa armada”. A pesar de que la Justicia le otorgó la excarcelación, no pudo salir por la apelación que presentó la fiscalía. La Liga Argentina por los Derechos del Hombre denunció que Villalba estuvo desaparecido durante 16 horas y ahora se encuentra hospitalizado.
También continúan privadas de su libertad siete personas por los incidentes ocurridos en Las Heras cuando fue asesinado el policía Jorge Sayago, en febrero de 2006. A éstos se suman seis paraguayos del Movimiento Patria Libre que pidieron refugio en el país y terminaron presos, y la chilena Karina López. “Si hay diecisiete presos políticos y sólo 42 represores detenidos, algo anda mal”, advirtió Bregman.
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