Viernes, 12 de octubre de 2007 | Hoy
EL MUNDO › PIDIO LICENCIA DEL SENADO BRASILEÑO
El líder de la Cámara alta pidió 45 días de licencia para defenderse de graves acusaciones de espionaje y corrupción. Podría ser el principio del fin para el caudillo.
Finalmente el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva no pudo seguir aguantando la presión de la oposición y le soltó la mano a uno de sus principales aliados, el hasta ayer presidente del Senado, Renan Calheiros. El caudillo del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) anunció anoche que daba un paso al costado, al menos por el momento. Calheiros, asediado por denuncias de corrupción y espionaje, aceptó pedir licencia de la dirección de la Cámara por 45 días. Su plan es distender la situación en el pleno para que el gobierno consiga la aprobación de una ley crucial para financiar su política social. Sin embargo, su rápido debilitamiento de los últimos días y el avance de las causas en su contra no le auguran un retorno fácil, lo que podría abrir una puerta a una nueva crisis política en el Palacio del Planalto.
Los rumores sobre su caída comenzaron durante el fin de semana pasado, cuando la revista opositora Veja publicó una nueva denuncia en su contra. Esta vez no se trataba de sobornos de empresas contratistas del Estado ni de la compra irregular de medios de comunicación. El semanario lo acusaba de espiar a importantes dirigentes del antilulismo. Esta nueva mancha comenzó a debilitar al tigre, quien hasta hace una semana parecía haber logrado sortear toda la artillería pesada de las bancadas opositoras, tanto de la izquierda como de la derecha. Las fichas no tardaron en caer. Por primera vez un rival de Calheiros asumió la dirección de una de las comisiones de Etica, creadas para investigar las denuncias en su contra. Ante esta revitalización de las causas, la bancada del gubernamental Partido de los Trabajadores (PT) empezó a mostrar sus grietas. El martes el senador paulista Eduardo Suplicy hizo saber que no todos compartían el silencio del gobierno de Lula. “Quiero transmitir con toda sinceridad a Renan que lo mejor es que se aparte de la presidencia y se dedique a hacer una buena defensa para aclarar todos los hechos”, había afirmado. Su par, Aloísio Mercadante, confirmó este malestar al adelantar ese mismo día que ya habría un consenso entre los senadores petistas para pedir la salida de Calheiros.
En este clima llegó ayer por la tarde Calheiros al Senado y filmó el discurso que más tarde se reproduciría en el circuito cerrado de televisión del Congreso. “La noche de hoy decidí pedir licencia de la presidencia del Senado federal, por un plazo de 45 días, a fin de demostrar de forma cabal a la nación y a los ilustres senadores que no necesitaría del cargo para defenderme”, explicó. “Con este gesto, que es unilateral, preservo la armonía del Senado y dejo claro mi respeto por los intereses del país”, agregó.
La noticia fue recibida como una victoria para la oposición, aunque todavía falta mucho para el desafuero que están pidiendo. Calheiros no renunció a su banca, sino a su cargo jerárquico en la Cámara. Hoy seguramente se sentará de nuevo entre sus pares a participar en la sesión en la que se discutirá la prórroga de una ley –similar a la que establece el impuesto al cheque en Argentina–. Fue esta prórroga lo que terminó de forzar al presidente Lula a dejar de respaldar a su aliado. Un frente opositor, creado semanas atrás, había amenazado con rechazar el impuesto si Calheiros seguía encabezando la Cámara. El CPMF, como se conoce al tributo, alimenta todos los años las arcas públicas con unos 22 mil millones de dólares, que se destinan en su totalidad a financiar los programas sociales del gobierno petista.
Mientras Lula se habría asegurado la aprobación de la prórroga y su partida millonaria, su gobierno de coalición podría terminar sufriendo las consecuencias. El partido de Calheiros, el PMDB, es el socio mayoritario del PT en el segundo mandato lulista y la principal fuerza en ambas cámaras. Actualmente, una veintena de senadores de esta fuerza le aseguran la mayoría simple al gobierno. De ellos se estima que al menos diez son fieles seguidores del ex presidente del Senado y podrían pasarse a la oposición si la licencia de Calheiros termina siendo permanente.
La sensación ayer en Brasilia era que el caudillo del PMDB no sólo no podrá retomar la presidencia de la Cámara alta dentro de 45 días, sino que existen grandes posibilidades de que al menos una de las tres causas que tiene abiertas en el Senado terminen de sellar su desafuero. Calheiros logró evitar el mes pasado perder su banca. Sin embargo, las cosas cambiaron estrepitosamente desde entonces. Ya no domina las comisiones de Etica ni tampoco parece manejar una mayoría sólida en el pleno. Además, desde entonces la Cámara prohibió las sesiones secretas, un elemento que todos los analistas brasileños consideraron central en su último salvataje.
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