El gobierno brasileño a-nunció un nuevo plan social millonario, esta vez dirigido especialmente a los niños y los adolescentes de los sectores más pobres. El anuncio se hizo con un acto acorde con la ocasión. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva y parte de su gabinete oficiaron ayer de presentadores de un circo improvisado en una gran carpa instalada en un parque de Brasilia. Antes de hablar de millones de dólares y la relación entre la violencia familiar y la pobreza, la primera plana del gobierno presentó a una compañía de jóvenes payasos, trapecistas y equilibristas.

El primer plan anunciado por el gobierno estará dirigido a la reinserción en el ambiente familiar de los niños y jóvenes que viven en orfanatos. Se trata, en su mayoría, de chicos que han huido de sus casas, acosados por la violencia de sus padres o por las extremas condiciones de pobreza. Según cifras oficiales, actualmente habrían más de 120 mil niños en estas condiciones. Lula enfatizó que con la inyección de dinero también establecerán más controles, especialmente en el poco reglamentado sistema de adopción.

Con el segundo plan serán promovidas políticas sociales para reducir las tasas de delincuencia juvenil en las comunidades más pobres. Alrededor de unos 15 mil jóvenes menores de 18 años están en reformatorios, mientras que otros 45 mil se encuentran bajo el régimen de libertad vigilada. La iniciativa del gobierno de Lula tiene dos ejes. Por un lado, la construcción de nuevos y mejores centros de reclusión. Como ya habían adelantado desde el Palacio de Planalto, hay planes para hacer 49 cárceles, que estarán pensadas especialmente para la “recuperación” de los detenidos más jóvenes.

El otro eje de este plan es preventivo. La idea es atacar las deficiencias educativas de los sectores más pobres antes de que los jóvenes tengan que recurrir a la educación de los reformatorios. Entre los objetivos mencionados ayer en la carpa se destacaban la construcción de guarderías y escuelas primarias y secundarias. Todos estos programas sociales se aplicarán, al menos en un principio, en las once capitales estaduales con mayores niveles de violencia del país. La lista, como siempre, la lideran Río de Janeiro y San Pablo.

Los programas sociales anunciados ayer se enmarcan dentro de la nueva orientación que Lula quiere imprimir a su segundo mandato. En la campaña para su reelección el mandatario había tenido que responder a las críticas de la izquierda, que lo acusaba de enfocarse solamente en el crecimiento macroeconómico, dejando muy relegadas las políticas sociales y de distribución de la riqueza. En los próximos tres años que le quedan, Lula ha adelantado que su gobierno se centrará en el llamado PAC, un programa de inversión de 250 mil millones de dólares que buscará mejorar la infraestructura, la seguridad, la educación y el bienestar social en todo el país.