Viernes, 31 de enero de 2014 | Hoy
El gobierno sirio ha estado derribando deliberada y sistemáticamente viviendas, edificios y barrios enteros de los rebeldes con bulldozers y explosivos, según un nuevo informe publicado por Human Rights Watch (HRW). Ayer, la organización humanitaria acusó a las tropas del régimen de entrar en bastiones de la oposición y de destruir edificios. Con los derribos, el régimen aplasta, literalmente, zonas opositoras conquistadas y crea perímetros de seguridad en torno de áreas estratégicas. “En algunos casos, las demoliciones parecen ser castigos colectivos a civiles que apoyan a los opositores. En otros casos, el gobierno arrasa vecindarios porque quiere aniquilar a milicianos rebeldes que se refugian en esa área. Y también se han visto esos derribos en casos en los que el régimen quiere proteger un área concreta, como un aeropuerto militar”, explica Ole Solvang, uno de los investigadores de HRW. Esta organización considera que las demoliciones pueden constituir un crimen de guerra, y advierte de su posible generalización si el régimen va ganando terreno, como ha hecho en meses pasados. Las áreas demolidas son el equivalente a 200 canchas de fútbol. Estas demoliciones son lo último de una larga lista de acciones ilegales cometidas por el gobierno sirio.
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