EL MUNDO
“Siempre digo que tengo un lado militar”
Por D. P.
En 1969 la guerrilla brasileña puso en ridículo a los servicios de la dictadura cuando secuestró al embajador norteamericano Charles Elbrick. Pero la mayor humillación no acabó allí. El diplomático sólo fue liberado cuando el dirigente estudiantil José Dirceu, y otros presos fueron embarcados hacia el exterior. De esa forma comenzaría la experiencia cubana de Dirceu, que incluyó adiestramiento militar.
–Desde que dejó el gobierno se le advierte un léxico más “guerrillero”.
–Siempre digo que tengo un lado militar, soy de una disciplina total
Soy de una naturaleza de lucha, de combate y no acepto injusticias, no acepto la violación de mis derechos sociales ni individuales. Durante su paso por Cuba, Dirceu y otros brasileños fundaron el Molipo (Movimiento de Liberación Popular) una fuerza insurgente que sería aplastada a poco de su desembarco en Brasil.
La vieja relación de Dirceu con Cuba alimentó especulaciones de que el ex ministro habría intentado mediar entre Washington y La Habana cuando fue recibido por Condoleezza Rice en marzo de 2005.
–¿Es posible que usted facilite el diálogo entre Castro y Bush?
–En la reunión que tuve con Condoleezza no quedó un puente establecido entre EE.UU. y Cuba pero creo que es preciso establecerlo. La actual política de Washington es anacrónica, es evidente que así no va a derribar a Fidel (Castro) ni va a lograr que el pueblo cubano se sienta próximo al gobierno de EE.UU., por el contrario.
–¿El hecho de que Rice conozca sus contactos en Cuba puede ser una señal?
–No es absurdo pensar en eso, claro que existen otras personalidades hasta más próximas a Fidel que yo: es el caso de Gabriel García Márquez o de Frei Betto. Es evidente que por mi historia con Cuba yo podría jugar ese papel, aún hoy, y lo haría de buen grado. Creo que es muy importante mejorar las relaciones entre EE.UU. y Cuba. Necesitamos de un ambiente de paz, de diplomacia.
–¿Eso vale para las relaciones entre EE.UU. y Venezuela?
–También creo que sería importante todo lo que podamos hacer para mejorar las relaciones entre EE.UU. y Venezuela. Entiendo que la reelección de Hugo Chávez (en 2006) es un hecho. América del Sur precisa que impere un ambiente de paz y diplomacia para permitirle su desarrollo.
–¿Eso descarta por completo la variable militar?
–Yo ya dije en un encuentro iberoamericano que los países sudamericanos deben fortalecer sus relaciones militares, para lograr una defensa mutua, para el intercambio de experiencias, para evitar una carrera armamentista y para formar una fuerza común en el futuro.