La semana que viene, el ministro de Planificación, Julio De Vido, se reunirá con allegados al electo presidente de Bolivia, Evo Morales, para hablar de una de sus obsesiones: el suministro de gas desde Bolivia y la integración energética de Sudamérica. De Vido piensa tentar a los bolivianos con un convenio de integración económica similar al que se acordó con Venezuela. En representación de Morales participará el médico Osvaldo “Chato” Peredo, concejal en Santa Cruz de la Sierra, quien tiene buenos contactos con varios funcionarios del Gobierno. En la campaña, partidarios de Morales opinaron que el precio del gas que se exporta a la Argentina, hoy en 2,3 dólares el millón de BTU (unidad de medida), debía elevarse hasta el precio internacional que se paga en California, alrededor de 12 dólares. En el Gobierno confían en que la propuesta contribuya a que Morales morigere su cruzada por subir los precios.

En la Casa Rosada recuerdan que Morales se comprometió a ratificar el convenio que firmaron la Argentina y Bolivia por la provisión de 7 millones de metros cúbicos diarios. Ese acuerdo tiene vigencia hasta diciembre de 2006. Aunque mantendrá ese convenio al menos hasta fin del año próximo, el presidente boliviano quiere obtener mejores condiciones para su país. Uno de los reclamos es el aumento del precio del gas que Bolivia exporta al mercado argentino. Aunque cerca de De Vido evitaron hablar de ese tema, Página/12 pudo saber por otra fuente vinculada a la negociación que el Gobierno estaría dispuesto a aceptar un incremento para pasar de 2 a 4 dólares como máximo en el valor que se paga a Bolivia por cada millón de BTU.

La visita de Osvaldo Peredo a Buenos Aires despertará mucho interés en las empresas que tienen inversiones en Bolivia, como Repsol-YPF y Petrobras, que paralizaron sus actividades hasta ver los primeros movimientos de Morales. Repsol-YPF tiene muy buena relación con el Gobierno y suele trabajar en conjunto con los funcionarios del área energética del Ejecutivo. Así sucedió, por ejemplo, cuando se anunció el acuerdo triangular entre Pdvsa, Repsol y Enarsa, que favoreció muchísimo al emporio español: le permitió desembarcar en la estratégica franja del Orinoco, una región de Venezuela que cuenta con las reservas de crudo más importantes del mundo, la mayoría aún sin explotar.

En lo político, la negociación con los emisarios del MAS reflejará el estado de la relación con Morales, que tuvo algunos vaivenes en los últimos tiempos. Aunque Kirchner simpatiza con el líder cocalero, en la Casa Rosada no se imaginaban que obtendría un triunfo tan amplio (ganó por el 54 por ciento). Según un miembro del kirchnerismo que estuvo varias veces con el fundador del MAS, Kirch-

ner había recibido información del coordinador de campaña de Tuto Quiroga. Según esos datos, Morales ganaría por un margen escaso y eso le impediría formar un gobierno con cierta estabilidad. Evidentemente, el pronóstico falló.

Por esos antecedentes, la victoria abultada de Morales no era esperada en la Rosada. Quizá los tomó desprevenidos, aunque hubo dirigentes del oficialismo, como el secretario de Provincias del Ministerio del Interior, Rafael Folonier, y el dirigente de la FTV, Luis D’Elía, que tras varios viajes por Bolivia pronosticaron un triunfo importante del MAS. También hubo un seguimiento permanente desde la Cancillería, a través del asesor y dirigente de Barrios de Pie, Isaac “Yuyo” Rudnik. Al igual que D’Elía con Chato Peredo, Rudnik construyó una relación bastante cercana con otro de los hermanos, Antonio Peredo, jefe del bloque del MAS en el Parlamento.

A pesar de los contactos, Morales hasta ahora no confirmó que vaya a viajar a Buenos Aires antes de su asunción. Sí lo hará a Brasil, donde se entrevistará con Lula. Aunque posiblemente Kirchner vuele a Brasilia y vea allá al nuevo presidente boliviano, el detalle no pasó inadvertido en el Gobierno.