Sábado, 31 de diciembre de 2005 | Hoy
SOCIEDAD › ENTRO EN VIGENCIA AYER EN INGLATERRA Y GALES
Homosexuales y lesbianas del Reino Unido pueden ser padres o madres adoptivos. También los heterosexuales no casados.
Por Marcelo Justo
Desde Londres
Luego de la entrada en vigor de la unión civil para parejas gays en el Reino Unido, celebrada a lo grande la semana pasada, ayer fue el turno de la adopción. A tres años de su aprobación parlamentaria y luego de intensos debates sobre matrimonio, paternidad, derechos homosexuales y religión, las parejas gays –y las heterosexuales no casadas– tendrán derecho a adoptar niños en Inglaterra y Gales.
Sin el cantante Elton John para darle lustre estelar, el hecho pasó un poco más inadvertido que las uniones homosexuales, aunque grupos gays y la Asociación Británica de Adopción no dudaron en calificar el cambio de “histórico”. La directora de la Asociación, Felicity Collier, opinó que la norma era esencial para que la legislación se pusiera al día con los cambios sociales ocurridos en las últimas tres décadas. “Hay mucha gente que ha esperado con gran ansiedad este día. Abrir el proceso de adopción a otras parejas va a ayudarnos a resolver los problemas que tenemos ahora con la adopción”, dijo Collier.
La ley previa autorizaba la adopción a individuos, sin que importara su orientación sexual, pero no la permitía para parejas que no estuvieran casadas. En la práctica esta limitación constituía un obstáculo para la adopción, porque uno de los miembros de la pareja no tenía ningún derecho ante la ley. En términos prácticos este recaudo tenía un precio. Se calcula que unos cuatro mil chicos están a cargo del Estado porque no encuentran padres adoptivos.
El cambio en la legislación contó con la fuerte oposición de la iglesia y de sectores conservadores. Dentro del pragmatismo que caracteriza a los británicos, estos sectores admitían que había un problema con la falta de parejas voluntarias para la adopción, pero preferían resolverlo con incentivos económicos impositivos porque opinaban que las parejas que cohabitaban eran más inestables que las casadas y consideraban inaceptable la equiparación de la relación homosexual con la heterosexual. En medio del debate, una organización cristiana propuso que se emitieran unas tarjetas especiales, similares a las de donantes, en las que los padres de un chico podían dejar en claro que “en caso de morir” no querían que sus hijos fueran adoptados por parejas gays.
La nueva ley autoriza a los padres que dieron sus hijos en adopción a averiguar qué ha pasado con ellos. En los años ’50 y ’60, debido al estigma social existente frente a la madre soltera, muchas mujeres daban sus hijos en adopción y perdían luego todo contacto. Con la nueva legislación, podrán pedir información y la obtendrán siempre que el adoptado esté también interesado en saber quiénes son sus padres genéticos.
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