Con el cansancio de la larga jornada electoral reflejado en el rostro, pero con el alivio que da una victoria, Gonzalo García, candidato a vicepresidente en la fórmula de Ollanta Humala, el triunfador de las elecciones peruanas, recibió a Página/12 en su departamento, ubicado en Miraflores, un tradicional barrio de clase media.

–En un momento, ustedes esperaban superar el 40 por ciento e, incluso, creían que podían ganar en primera vuelta. ¿El 30 por ciento no es una victoria con algo de sabor amargo?

–Tenemos una distancia cómoda respecto del segundo. Hemos sido objeto de un bombardeo de violentos ataques en todos los medios de comunicación, que ha sorprendido a los observadores internacionales. Estos sectores que nos han atacado han sufrido una gran derrota, pero es cierto que esos ataques han tenido efecto y nos han hecho daño, porque han creado miedo en la población.

–¿Y cómo van a hacer en la segunda vuelta para revertir ese miedo entre quienes no votaron por ustedes?

–Vamos a utilizar la persuasión. Vamos a ir a todos los foros posibles para explicar nuestro plan de gobierno. Con los sectores medios y altos tendremos que tener un diálogo más fluido. Hay que admitir que hay sectores profundamente antidemocráticos que ni siquiera quieren conversar con nosotros, pero son minoritarios.

–Si la segunda vuelta es con Flores, ¿la campaña se polarizaría socialmente entre ricos y pobres?

–Desde un punto de vista técnico, no ideológico ni político, es una realidad que en los distritos más ricos la gente ha votado masivamente por Flores y nosotros hemos tenido ahí un apoyo diminuto, mientras que en las zonas más pobres del país nosotros hemos tenido un amplio apoyo, que en algunos distritos andinos ha superado el 90 por ciento. Está claro, pues, que nosotros representamos a los sectores más pobres, que tienen mayores demandas sociales, y que Lourdes (Flores) representa especialmente a los sectores acomodados de la ciudad. Haciendo una comparación con Argentina, podemos decir que sería la candidata de ciertas zonas de Barrio Norte de Buenos Aires.

–García, en cambio, ¿si podría pelearle a Humala electores en los sectores populares?

–Sí. Hay un amplio consenso que García es un magnifico candidato. Evidentemente, es un candidato con vínculos mucho más populares de Flores.

–Me da la impresión de que ven a García como un rival más complicado, pero no lo quiere decir.

–Es probable que sea más difícil porque tiene un enraizamiento popular.

–¿No les preocupa que se ponga en marcha un frente de todos contra Humala, cuya existencia ha denunciado el propio Humala, para cerrarle la llegada al gobierno?

–Esa situación se podría dar, pero hay que preguntarse si los sectores obreros, campesinos, de clase media, que han votado por otras candidaturas, como la de García, podrían acompañar un pacto con el gran capital y los grandes poderes. Eso nos parece difícil. Y si es García quien pasa a la segunda vuelta, no sé si ese antiaprismo histórico y virulento que existe entre los sectores de la derecha les permita votar por García.

–¿No cree que el miedo a Humala sería más fuerte que ese antiaprismo?

–Seguramente esas personas estarían en un terrible dilema. No sé cómo votarían.

–¿El violento ataque sufrido por Humala durante la votación es expresión del rechazo que su figura despierta en ciertos sectores sociales, medios y altos? ¿Eso les preocupa en la eventualidad que lleguen al gobierno?

–Quienes lo atacaron han sido incitados por quienes han querido jugar a un escenario tipo Allende, que no se admite en la democracia. Es evidente que el neoliberalismo está reñido con la democracia. Esa agresión ha sido producto de esa incitación de carácter fascista y racista, que se expresa en algunos medios de comunicación, que han atacado brutalmente la candidatura de Ollanta. Esos sectores de extrema derecha han sido los grandes derrotados en este proceso. La OEA habla de una emboscada política con criterios de movimientos de derecha.

–¿Qué sectores de derecha, el de Unidad Nacional, de Lourdes Flores?

–Lo ocurrido podría estar relacionado con la presencia de algunos asesores norteamericanos y cubanos (del exilio cubano) que en los últimos días han llegado a asesorar la candidatura de Lourdes Flores.

–¿Cree que un eventual gobierno de Humala se vería enfrentado a una guerra declarada por los grupos de poder económico?

–Esperamos que no. Si eso ocurre, con los mecanismos que nos da la democracia, tendremos que establecer con ellos los mecanismo que los conduzcan por el marco democrático.

–Se ha señalado que en el humalismo hay un sector tecnocrático y profesional progresista, que usted encabeza, otro sector militar, acusado de antidemocrático y de tener vínculos con la mafia militar de Montesinos, y un tercer sector de empresarios y que si Humala llega al gobierno estallará una pugna entre los tres. ¿Qué opina de ese análisis?

–Me parece bien que los empresarios participen en política. Creo que no hay esa vinculación de los ex militares que trabajan con nosotros con el montesinismo. Fueron militares que trabajaron con generales montesinistas, es cierto, pero un militar no escoge con quién trabajar, va donde le ordenan. A la mínima evidencia de que esa vinculación es real, esos señores tendrían que irse. Estos militares en retiro tienen tareas puntuales en la campaña, pero no intervienen en las decisiones del plan de gobierno. El sector de profesionales y tecnócratas será el que tendrá participación central en las tareas de gobierno.