Martes, 11 de abril de 2006 | Hoy
UNIVERSIDAD › LA ELECCION DE RECTOR FUE CONVOCADA PARA EL MARTES
Amenazada por otra protesta, la asamblea abriría el debate por la reforma estatutaria. Primeras fisuras en el bloque de Alterini.
Por Javier Lorca
Dentro de una semana, la Universidad de Buenos Aires intentará por tercera vez elegir rector. La convocatoria fue aprobada ayer por el Consejo Superior en una reunión cuyo nivel de conflictividad no disipó el interrogante: ¿podrá sesionar la asamblea universitaria o volverá a resultar frustrada por la protesta estudiantil? No se alcanzó ningún acuerdo político que la garantice y, a diferencia del intento del jueves pasado, no se prevé restringir el ingreso del público ni pedir auxilio a la policía. Después de una tensa y prolongada discusión, se acordó –en moderada concesión al reclamo de los alumnos– incluir en el temario de la próxima asamblea el debate sobre la reforma del estatuto de la UBA. Mientras, comenzó a mostrar fisuras y un posible drenaje de votos la candidatura de Atilio Alterini, cuestionado por haber sido funcionario porteño bajo la última dictadura y hasta ahora el hombre con más posibilidades de suceder a Guillermo Jaim Etcheverry (ver aparte).
La convocatoria aprobada llama a los 236 asambleístas a reunirse el martes 18, a las 9, en el aula magna del Colegio Nacional de Buenos Aires, para elegir al rector que estará al frente de la UBA durante el período 2006-2010. La asamblea debió suspenderse el martes y el jueves pasado cuando agrupaciones de izquierda, con la FUBA a la cabeza, tomaron el colegio en rechazo a la postulación de Alterini, actual decano de Derecho. En aquella segunda oportunidad, el bloque de radicales, peronistas y aliados autoconvocó la asamblea en otra sede, una demostración de fuerza que, luego, fue considerada “ilegal” y “antidemocrática” por el rector y decanos de cuatro facultades. Ayer, sin embargo, casi no se hizo mención a aquella asamblea ni a sus pretensiones.
La reunión del Consejo Superior comenzó en engañosa calma. Pronto los consejeros fueron rodeados por estudiantes de izquierda. “La asamblea es ilegítima, que renuncien todos”, decían los carteles que portaban. Al rato, llegaron alumnos del QRS, agrupación independiente de Medicina, también con sus carteles: “La patota del rector impide que se vote”.
Pasadas las 9.30, Jaim Etcheverry presentó la propuesta de convocatoria a la asamblea, ya consensuada con los decanos. “Mi objetivo central es que la asamblea se haga cuanto antes y que todos puedan expresarse”, dijo, en respuesta a una petición de los graduados radicales para que en la sesión del martes que viene “no haya proscriptos”. La discusión que llevaría más de cuatro horas empezó cuando la mayoría estudiantil de izquierda planteó: “Es urgente modificar el estatuto de la UBA. La crisis institucional no fue originada por la lucha de los estudiantes, sino por un estatuto que permite a una minoría selecta de profesores controlar las facultades y el Consejo Superior”, dijo Martín Bustamente. El proyecto de los alumnos proponía, como primer punto a tratar por la asamblea, una reforma que contemplara: creación del claustro único docente (para que voten todos sus miembros), incorporación de los no docentes e incremento de la representación estudiantil en el cogobierno, renuncia de los asambleístas y llamado a nuevas elecciones.
Aunque la mayoría del cuerpo dijo acordar con la necesidad de modificar el estatuto, también consideró que el proceso electoral ya está iniciado y la designación del rector debe hacerse bajo las normas vigentes. “Como es soberana, después de elegir rector la asamblea puede plantear la reforma del estatuto y abrir un debate a fondo –dijo Jorge Anró, del gremio no docente–. Discutirlo antes es una maniobra para impedir la elección.” En busca de una propuesta consensuable, el decano de Filosofía, Hugo Trinchero, sugirió incorporar en el temario de la asamblea el debate por la reforma, “una señal –dijo– de que hay voluntad política para discutir el tema” postergado al menos desde 2002.
“La asamblea no va a poder comenzar si no tiene como primer punto la reforma de los estatutos”, insistió Agustín Vanella, consejero alumno. A esa altura de la mañana la calma ya estaba perdida por completo. Hubo una intrincada discusión reglamentaria. Hubo gritos, acusaciones y chicanas de todo tipo y tenor. Sobre todo, aunque no sólo, entre los representantes de alumnos y graduados. Hasta el vicerrector Berardo Dujovne, habitualmente parco, ofreció la renuncia al consejo cuando un graduado cuestionó su legitimidad. Finalmente, en la resolución que convoca a los asambleístas, se hizo constar que “se incorpora al orden del día la discusión sobre la reforma del estatuto”. Al término de la reunión, no parecía que eso fuera a bastar para destrabar la resistencia estudiantil. En los pasillos del rectorado, algunos consejeros ya daban por hecho que una nueva toma impedirá la asamblea: en efecto, más tarde la FUBA llamó a los estudiantes a movilizarse el martes para impedir que “un personaje de la dictadura militar sea rector”. Otros consejeros, más optimistas, pensaban que en el transcurso de la semana se podrá encontrar una salida.
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