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El conflicto que enfrentó al campo con el Gobierno por el tema de las retenciones parió un nuevo referente popular, como ocurrió en su momento con Juan Carlos Blumberg. Se trata del mediático ruralista Alfredo De Angeli. Si bien negó, en un principio, cualquier intención de lanzarse a la política, reconoce que “si la Patria” lo necesita, “lo pensaría”. Participó activamente de los cortes por la planta de celulosa Botnia y en favor de los citricultores. En ambas ocasiones terminó preso. Ahora suma una tercera detención –de dos horas– y una causa por posesión de armas. Pero esta vez cobró mayor notoriedad.

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Con su avión Piper Dakota de cuatro plazas, que le cedió el productor bonaerense Guillermo Irastorza, recorre por estos días el interior del país, “tomando la temperatura de los productores”. El ruralista entrerriano afirma haber recibido “un montón de elogios”, pero esa situación le carga “una mochila muy pesada en las espaldas”. Se define como “un gringo del campo con séptimo grado (escolar)” y se muestra muy suelto ante las cámaras, a pesar de asegurar que se siente más cómodo a la vera de las rutas.

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Cuando las cuatro entidades dispusieron la primera tregua, el dirigente acató a regañadientes. “No nos podemos quedar a vivir en la ruta. Yo les propongo, con todo el dolor del alma, que levantemos el piquete y le demos tiempo al Gobierno hasta el domingo para que negocie con las entidades”, afirmó. Al día siguiente reconocía que la decisión le “dolió mucho” y que se le “cayeron las lágrimas” al escucharla. Cuando terminó la tregua de 30 días la posición se endureció:

- “Ahora, el tema urgente son las retenciones. No vamos a mezclar las cosas. Pero después puede suceder que avancemos en algo más orgánico y homogéneo.”

- “Si es necesario, vamos a estar cien días más.”

- “El paro agrario debería seguir. Ahora viene lo mejor: les vamos a enseñar a los legisladores a legislar.”

- “Estuvimos 90 días, podemos estar 150 en las rutas. No les vamos a aflojar. El conflicto no se termina en el Congreso. Ahora vamos por todo.”

Esta última fue, quizá, la frase que más críticas cosechó, al punto de que el propio De Angeli prefirió bajarle el tono y ofrecer una disculpa. “Si me zafé, cosa que no me parece, le pido disculpas”, dijo refiriéndose a la Presidenta. Y prosiguió: “Le pido perdón si le falté el respeto o la ofendí. Pero no soy tan importante para que se corte una negociación por algún exabrupto mío”.

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El malestar general por sus dichos llevó a la necesidad de que el ruralista debiera dejar en claro que no buscan “derrocar ningún gobierno”, aunque reconoció “aspirar a que se produzca un cambio”. Sobre esta afirmación se comenzó a vislumbrar la posibilidad de que estuviera preparando el terreno para hacer sus primeras armas en la

política partidaria.

- “¡No! ¿Qué candidato? ¡A mí dejame trabajar en el campo, nomás!” “Ni ahora ni a futuro.”

A los pocos días, respondía a la misma pregunta:

- “Si alguna vez por la Patria yo puedo ser útil... Sé que el cementerio está lleno de indispensables, pero si es por la Patria, que necesita de mi persona para salvarla, lo pensaría.” “Estoy a favor de la democracia bien entendida y de un país republicano.”

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Fue citado a indagatoria por portación de armas a causa de una serie de declaraciones donde afirmaba que los productores tenían distintos elementos en su poder con el objetivo de mantenerse en las rutas. “Atrás de los asientos de las camionetas, lo más chico que había eran cuchillos para comer asado. Y había escopetas, carabinas, todo. De ahí, del Arroyo del Sauce, no nos movíamos. Todos estaban para resistir. Esa noche cuando sabía que se podían venir, estuvimos toda la noche levantados, esperando. Bah, o dormíamos arriba de los autos, pero sabíamos que cuando vinieran íbamos a resistir arriba del puente.” Luego intentó defenderse y argumentó: “Sólo me preguntaron si había armas y yo dije la verdad. ¿Por decir la verdad me va a procesar? Yo dije que sabía que había gente armada, nada más”.

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Se enfrentó a D’Elía, que había manifestado que se trasladaría con los piqueteros a los cortes, para liberar las rutas. “Me tiene sin ‘cuidao’”, dijo con esa tonada amigable de los primeros días.

- “Cualquier argentino libre tiene derecho a transitar y permanecer en cualquier parte de la Argentina.”

- “Que D’Elía venga y haremos una división: de un lado ellos y del otro nosotros.”

En todo momento, el titular de la Federación Agraria entrerriana deslindó responsabilidades respecto del desabastecimiento generado por el lockout rural, aunque al mismo tiempo defendía los cortes de ruta para camiones con granos y hacienda. Remarcaba que a la gente la dejaban pasar “como un acto de grandeza”.

- “Nos quieren hacer culpables de la pobreza.”

- “Vamos a entrar en economía de guerra. Dentro de seis meses va a haber más pobreza y más desocupación.”

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El viernes anunció finalmente que levantaban los cortes a la espera de lo que determine el Congreso respecto de la vigencia del esquema de retenciones móviles. Pero desde que se informó que se enviaría al Parlamento la medida, el entrerriano puso sus objeciones:

- “No hay proyecto que sea blindado, y si ese proyecto sale sin modificaciones, sabremos que el Congreso es la escribanía del Ejecutivo”.

- “En un sistema democrático los legisladores tienen que representar al pueblo”.

- “Vamos a ver si responden o si están pintados. Si fuera esto último, los llamaríamos ñoquis.”

A pesar de las críticas, aseguró que se acataría la decisión que tome el Congreso y se mostró confiado en que “los legisladores votarán por sus pueblos”. En caso contrario, “si desconocen sus orígenes, los hombres del campo les enseñarán a legislar”.