La presidenta Cristina Fernández de Kirchner convocó a los titulares de las cuatro entidades del campo a una reunión en la Casa Rosada, prevista para mañana a las 18, con el objeto de “abordar los problemas del sector con miras a los Acuerdos del Bicentenario”. La invitación se realizó a través de una carta pública firmada de puño y letra por la propia CFK. El texto fue enviado por fax ayer a la noche, desde una de las líneas de la quinta de Olivos. El texto sigue la línea argumentativa que había mantenido el Gobierno durante lo peor del conflicto: que no habría diálogo mientras durara el lockout rural y se mantuvieran los cortes de ruta. Como las cámaras patronales levantaron las medidas en la medianoche del viernes, la Presidenta los invitó nuevamente a conversar. Esta convocatoria no significa que los diputados se vayan a quedar sin trabajo: en la audiencia con CFK no se hablará sobre las retenciones móviles, cuya ratificación, corrección o rechazo deberá ser resuelta por el Congreso.

“Esta carta es un gesto. Los dirigentes de las entidades habían pedido una audiencia con la Presidenta. Ella no esperó y los convocó, teniendo en cuenta que ya habían levantado el paro y los cortes de ruta”, aseguró a PáginaI12 el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. La decisión de enviar una carta con el membrete de la Presidenta se tomó ayer a la tarde en Olivos. El mismo texto se transmitió por fax a los presidentes de las cámaras patronales del campo: Eduardo Buzzi (Federación Agraria), Mario Llambías (CRA), Luciano Miguens (Sociedad Rural) y Fernando Gioino (Coninagro). En el acto de la Plaza de Mayo, la Presidenta se había referido a ellos como “los cuatro señores a quienes nadie votó”. Ayer se enteraron de la nueva convocatoria al diálogo a través del jefe de Gabinete. Fernández habló por teléfono con Buzzi y Llambías, también le dejó un mensaje a Miguens, quien había viajado a Chicago, Estados Unidos, para asistir a la graduación universitaria de su hijo.

La idea de la Presidenta es encontrarse con los cuatro dirigentes para abrir el debate sobre la agenda del Bicentenario. Según el Gobierno eso significa dejar en manos del Congreso la discusión sobre las retenciones móviles a la soja, y concentrarse en todos los problemas pendientes de la realidad agropecuaria. “Vamos a hablar del sector lácteo, del trigo, del maíz, del sector ganadero, de las economías regionales”, adelantaron anoche a PáginaI12 desde la quinta presidencial. En el Gobierno sabían que los ruralistas iban a solicitar públicamente una nueva audiencia con la Presidenta tras haber levantado los cortes y el cese de comercialización de granos. Decidieron anticiparse a esa solicitud. También lo hicieron con la intención de mostrar otro gesto de diálogo ante la sociedad. Lo mismo habían pensado al enviar al Congreso el proyecto de ley para debatir la ratificación, o el rechazo, de las retenciones móviles.

El cartero llama dos veces

La primera convocatoria al diálogo por parte de la Presidenta parece haber quedado en el pasado remoto. Fue en abril, luego de que las entidades suspendieran el lockout patronal y aceptaran una tregua de treinta días. La imagen que perduró de aquel encuentro fue la sonrisa de CFK mientras les daba la mano a Buzzi, Llambías, Miguens y Gioino. Ayer, luego de que las entidades levantaran los cortes de ruta por el envío del proyecto al Parlamento, el Gobierno repitió otra vez la misma mecánica. Fue el turno de la segunda convocatoria. El secretario privado de la Presidenta, Fabián Gutiérrez, envió por fax las cartas a los cuatro dirigentes. El texto había sido escrito por el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, y supervisado al detalle por la propia CFK.

La carta comienza con dos párrafos críticos por las consecuencias del paro de comercialización de granos y los cortes de ruta de los últimos cien días, y termina con una invitación personalizada para cada uno de los dirigentes ruralistas. “Creo oportuno convocarlo para que el próximo día lunes 23 de junio nos reunamos con el propósito de abordar los problemas del sector con miras a los Acuerdos del Bicentenario y participar junto a otros sectores económicos de la producción y del trabajo en la formulación de los objetivos estratégicos de la Nación Argentina de cara al siglo XXI.” La convocatoria se completa con una exhortación a no dejar pasar la oportunidad histórica que vive el país: “Quiero invitarlo a usted a que protagonicemos en pluralidad y democracia y junto a todos los argentinos el desafío y la responsabilidad que la hora nos impone”.

Escrita con un tono medido pero contundente, la nota desliza algunas críticas directas a los presidentes de las cámaras del agro. “Como es público y notorio, la entidad que usted preside, junto a las demás entidades rurales, ha decidido poner fin al paro de comercialización de granos oportunamente dispuesto y ha dispuesto el levantamiento de los diversos cortes de ruta que en los últimos cien días se habían expandido en determinados lugares del país. No ha de escapar a usted que tales medidas de fuerza han deparado consecuencias definitivamente negativas para los argentinos. No solamente por todo lo que ha implicado impedir el libre tránsito de los ciudadanos, sino también por el modo en que así se ha afectado el normal desarrollo de la vida nacional con el desabastecimiento de combustibles y de alimentos.”

En uno de sus párrafos, la Presidenta recuerda que en la democracia no siempre se está de acuerdo y reclama que las entidades del campo no vuelvan a recurrir al corte de ruta. “En la firme convicción que con esa decisión se ha puesto definitivamente fin a tan nociva forma de protesta y en la esperanza de que tales modalidades no se reiteren en el futuro por encima de cualquier diferencia que exista”, demanda CFK antes de hacer la (nueva) invitación a dialogar. Además de tomar por sorpresa a los dirigentes rurales, esta convocatoria tendrá otro efecto quizá no buscado, pero ineludible: dejará sin sentido o al menos le quitará protagonismo mediático, a la reunión con los gobernadores que había convocado el vicepresidente Julio Cobos. Sin presencia de gobernadores kirchneristas, el encuentro se hará mañana al mediodía.

Teléfonos sonando

La tarde del sábado en Olivos batió el record de uso de teléfonos. Fijos o celulares, los habitués de la quinta en cada fin de semana estuvieron conectados con diputados y gobernadores. La Presidenta habló con los gobernadores, también lo hizo Fernández, aunque las charlas más largas fueron con los jefes de bloques en Diputados, Agustín Rossi, y en el Senado, Miguel Pichetto, como también las autoridades de ambas Cámaras, Eduardo Fellner y José Pampuro. En las conversaciones se analizó el inminente debate legislativo sobre las retenciones móviles a la soja. Los jefes de las bancadas acordaron con el Ejecutivo que ratificarán la resolución 125, que impone retenciones móviles según la variación del precio internacional, aunque también sancionarán leyes complementarias para atenuar el impacto de aquella medida sobre los pequeños productores.

Uno de los temas que se analizó en esas charlas fue la situación de los productores que tienen pocas hectáreas y que comercializan en negro. La intención de los diputados K es facilitar su incorporación al sistema impositivo para que puedan, luego, cobrar los reintegros que creó el Ejecutivo. Otra de las posibilidades que se estudia es sancionar una ley para extender a los pequeños productores la posibilidad de conseguir financiación a través de los llamados warrant (notas legales que certifican determinada cantidad de cereal depositada en un silo) y que pueden ofrecerse como garantía en los bancos para obtener préstamos. En el Gobierno aseguran que la situación de los productores en negro no es tan grave como se supone: según importantes funcionarios del Ejecutivo, para obtener los reintegros alcanza con inscribirse ante la AFIP.

Anoche, en la quinta de Olivos parecían bastante tranquilos a la hora de contar los porotos. Cuando se les preguntaba por la futura votación en el Congreso, respondían con un hecho reciente: el 27 de marzo último, 135 diputados del oficialismo votaron en contra de un proyecto de la oposición para derogar las retenciones móviles. “¿Por qué van a votar distinto ahora? Sería ridículo y alimentaría suspicacias.”